Breverías
1641
Cuando llegues, si llegas, me encontrarás desnudo,
mis recuerdos, dormidos, en huelga mis proyectos,
suspendidos de un clavo mi alabarda y mi escudo,
y colmando la estancia mis ritmos predilectos.
Nadie nos importune, ni suceso interfiera
con la fiesta del sexo, los ritos del amor,
el primor de la rosa, y el brío de la fiera,
arrebatado el último vestigio del pudor.
1642
Las palabras más hondas son de desconocidos,
como es siempre más verde la hierba en otro prado;
o tal vez desplegamos más amplios los oídos
que al escuchar a aquellos que hablan a nuestro lado.
1643
Prometió calentarme la cama en el invierno,
cama que aun en verano se me ofreció tan fría;
y a un tiempo fue su espíritu cortesano y materno;
nunca más firme amante, ni mejor compañía.
1644
Horizonte de luces en la noche callada,
largo abrazo que inmóvil la bahía circunda;
la ciudad yace inerte, princesa desmayada,
hasta que un beso, al alba, nueva vida le infunda.
1645
Al pasar a mi lado
se te desprenden todas las ideas,
otoño sobre el álamo cansado.
Te ofreceré un invierno anticipado,
de primorosa nieve, y chimeneas
fumando su humo azul sobre el tejado.
Y cada vez que me hables, o poseas,
la nieve temblará en las azoteas.
Sonetos
1652 - Un nuevo vino
Sobre tu alma sangrante me reclino,
medianoche en silencio, carestía
de cuanto gozo diera el mediodía,
de cuanta fe el abrazo matutino.
Vivir es alternar del dulce vino
que absorbe luz, calor, color del día,
al oscuro y amargo de agonía
con sabor a remate de camino.
Deja a un lado este cáliz de tormento,
que se anuncia la aurora, y el momento
de la sonrisa y la esperanza vuelve.
Nadie merece prolongado llanto;
por ti mi copa mágica levanto
de un nuevo vino que el dolor disuelve.
Los Angeles, 14 de marzo de 2007
1653 - Futuro
Me duermo ya en la cuna del futuro
aún no nacido, pero palpitante,
tal vez llegue en la noche, vacilante,
niño de paso tímido, inseguro.
Vendrá vacío, tan desnudo y puro,
con sólo una sonrisa en el semblante,
e intención de partir en un instante,
efímero hoy, pasado prematuro.
Entrará lentamente, paso a paso,
tren de aparente endémico retraso,
que sin embargo siempre está viniendo,
y huye a la vez, en dirección opuesta,
voz que inquiere y no aguarda la respuesta,
pulso de vida que se va extinguiendo.
Los Angeles, 14 de marzo de 2007
1654 - Abre la puerta
Yo soy el puño que a tu puerta llama,
la boca que devora tu deseo,
tú el espejo en que, al verme a mí, te veo,
la luz que el día sobre mí derrama.
Soy carne viva que tu piel reclama,
racimo tú que exprimo y paladeo,
y en esta extraña situación, te creo
no remota de mí, sí de mi cama.
Oh tú, del albornoz, en que perfilas
el desnudo que intuyen mis pupilas,
nunca en mejores galas peripuesta.
Abre la puerta, el cinturón, los brazos,
que hay una fiera aquí, cuyos zarpazos
sólo muestran propósito de fiesta.
Los Angeles, 15 de marzo de 2007
1655 - Mi respuesta
Me llama el mundo con el sordo grito
del mar entre las rocas, con la pura
lengua de arcángel de la noche oscura,
con el mudo clamor del infinito.
Y no sé responder. Soy monolito
clavado inmóvil, ciego, en la llanura,
o tal vez descuidada partitura,
y nadie canta lo que en mí se ha escrito.
Cada rumor que escucho, cada nota,
se me alberga en el alma, y no rebota
con mi propia riqueza embellecida.
Sólo una tenue vibración trasciende
a los demás, chispazo que no enciende
sino mínima zona en cada vida.
Los Angeles, 15 de marzo de 2007
1656 - Pura fidelidad
Sólo tengo una larga sombra estrecha,
siguiéndome, aferrada a los talones,
silenciosa, servil, sin emociones,
indiferente a agravio o a sospecha.
No es compañía suspicaz que acecha
mis idas y venidas, las razones
encubiertas detrás de mis acciones;
si tal vez ignorada, no maltrecha.
Pura fidelidad, nunca exigida,
sino espontáneamente mantenida,
aunque, de espalda al sol, la pisoteo.
Ay, sombra, que ni ofendes ni ambicionas,
que sabes compartir y no abandonas,
qué poco de ese apego en otros veo.
Los Angeles, 15 de marzo de 2007
1657 - Tú y mi travesura
Arco de impulsos sobre los pilares
de tu fachada, por el que se interna
el elemento eréctil de la terna,
dejando atrás sus miembros auxiliares.
Este momento es nuestro, no compares
épocas o estaciones en que alterna
visión de luz con sombra de taberna;
eso tuvo su tiempo y sus lugares.
Hoy eres tú, soy yo, y acaba el mundo
cuando en abrazo lúbrico circundo,
convulso e integral, tu arquitectura.
Nada fue semejante en el pasado,
porque el ayer no vive, se ha borrado,
y sólo existes tú y mi travesura.
Los Angeles, 15 de marzo de 2007
1658 - Habrá otro día
Visítame; la cárcel que me encierra,
dice el alma, es de barro torneado,
ánfora en que el artista ha dibujado
secuencias de prostíbulo o de guerra.
Se lucha por la piel o por la tierra,
el motivo a menudo equivocado,
y ambiguo por igual el resultado;
quien lidia o ama con frecuencia yerra.
Pero si he de fallar, sea en amores;
las víctimas sangrientas son horrores
de que nadie al final se recupera.
Ame, y si acaso pierdo, habrá otro día
que resucitará de la agonía,
como nace otra vez la primavera.
Los Angeles, 15 de marzo de 2007