Breverías
1646
Si el amor es efímero, que sea
como la antorcha, fuego y luz, la copa
de vino tinto que nos tambalea,
la mujer deshojándose la ropa.
Sea breve, pero ávido y sincero,
como el sueño de un niño, o el abrazo
del abeto a la nieve de febrero,
una estrella fugaz, un fogonazo.
1647
Sólo una rosa queda ya, la tuya;
las otras, lacias, a morir se aprestan;
ni suplican, ni esperan, ni protestan;
que el tiempo las entierre, o las destruya.
1648
Cercano a ti, con la otoñal tibieza
de la clara, nostálgica mañana
de septiembre, que invita a la pereza,
y a ver el mundo desde la ventana.
Pasan fantasmagóricas las gentes,
como nubes anónimas, ajenas
a destino y razones, tan ausentes…
Y yo escucho hasta el flujo de tus venas.
1649
¿Quiénes fueron adónde y no volvieron?
¿Y quiénes sin recuerdos regresaron?
¿Quiénes la vida entera se perdieron
sin vivirla, y con ella se enterraron?
Tantos, tantos, que si resucitaran,
morirían vacíos, ignorantes
de cuanto nuevas vidas les brindaran,
y repitiendo lo que hicieron antes.
1650
Siempre en la orilla azul de mis ideas,
con tu rumor de besos reiterados,
y la cresta de espuma sonriente.
Tú, como el mar, me trepas y costeas,
yo, suavidad, no tengo acantilados,
sólo una playa soy, por ti yacente.
Sonetos
1659 - El rostro de la muerte
Acepto las violentas acogidas
para mí rudamente reservadas;
prefiero darles cara a las espadas,
que recibir al dorso las heridas.
Puño enemigo o manos fratricidas,
ya en campo desigual, ya en barricadas,
lléguense precedidos de miradas
y voces firmes, ambas sostenidas.
Que me penetren rectas las retinas
antagonistas, antes que las ruinas
de mi vida se duerman en el lodo.
Y evítese el silencio traicionero
que ataca por la espalda; sólo quiero
ver el rostro a la muerte. Eso es todo.
Los Angeles, 21 de marzo de 2007
1660 - Sigue, como la sombra
A mi discreta sombra me remito,
que me sigue, se encoge o se agiganta,
himno de fe que silenciosa canta,
aun sabiendo que no la necesito.
Creer en alguien es forjar el mito
de que esa misma fe se le trasplanta,
y la reintegrará, tal vez con tanta
firmeza, y el fervor de un viejo rito.
Mas no debe importar si recaudamos
la medida que dimos; no extendamos
fe y amor en razón de compraventa.
Sigue, como la sombra, al arquitecto
del trastorno en tu espíritu; tu afecto,
no su correlación, es lo que cuenta.
Los Angeles, 22 de marzo de 2007
1661 - Todos culpables
Rompiéramos las leyes mal escritas,
armáramos revueltas mal pensadas,
calláramos al público en las gradas,
derrocáramos púrpuras malditas.
Mientras en tu apatía te ejercitas,
lúcidas mentes quedan marginadas,
manos activas marchan esposadas,
y sólo tibia disensión vomitas.
Por carriles de sangre el mundo avanza,
yunta servil, fatídica alianza
de silencio, consorcio y metralleta.
Culpables quien elude o atenúa,
tanto como el que, péndulo, fluctúa,
y quien se justifica y lo interpreta.
Los Angeles, 22 de marzo de 2007
1662 - Nostalgia
Sólo en septiembre la nostalgia es pura
al dormirse la euforia del verano
y restaurarse el cauce cotidiano
en su alargado flujo y su angostura.
Vuelve todo a su entorno, a su cordura,
la calandria, la acacia, el altiplano,
pero no el nuevo amor, ahora lejano,
con su estocada, con su quemadura.
El sabor agridulce en la memoria,
mitad devastación, mitad victoria,
alterna entre lo andado y por andar.
Nostalgia, dulce, idílica tristeza,
que canta o llora, pero no bosteza,
y tampoco se cansa de esperar.
Los Angeles, 23 de marzo de 2007
1663 - Sólo te doy
No me caben tus alas en el pecho,
águila del deseo y la ternura;
tu aleteo me rasga, me fractura,
me deja limitado sobre el lecho.
Siempre de ti colmado, satisfecho,
y viendo siempre en mí a la criatura
que suspende la misma asignatura,
con tanto por hacer, tan poco hecho.
Amante soy repleto de intenciones,
que intenta resumir sus emociones
ofreciéndote rosas de papel.
Y un ramo vivo, lúcido, fragante,
quisiera darte como experto amante,
pero sólo te doy mi alma y mi piel.
Los Angeles, 23 de marzo de 2007
1664 - Nueva realidad
A los interminables balbuceos
de quien aprende a hablar, de quien lo intenta,
no ya a los tres, después de los cincuenta,
suceden los primeros galanteos.
Tanto tiempo perdido en merodeos
intrascendentes, o en la soñolienta
ruta tradicional, que reglamenta
ideas, y proyectos, y deseos…
Y todo, ¿para qué? Vuelan del nido
los pichones, se alarga un apellido,
se acantona una nueva soledad.
Voy a aprender el íntimo lenguaje
que nunca hablé, menguar el equipaje,
y adherirme a una joven realidad.
Los Angeles, 23 de marzo de 2007
1665 - Idéntico objetivo
Mi pensamiento ya no se repliega
al punto en que la mano le esperaba,
como no retrocede hacia la aljaba
la flecha que del arco se despega.
La mano callejea, es andariega,
y en el detalle sensorial se traba;
el pensamiento es vuelo que se alaba
de un nivel que a la mano se le niega.
Arrogancia y placer, casi enemigos.
Sin embargo ambos son mutuos mendigos
que se requieren y se necesitan.
Le he cortado las alas al altivo,
y ambos siguen idéntico objetivo,
satélites que en tu órbita gravitan.
Los Angeles, 23 de marzo de 2007
1666 - Resucitar a Don Quijote
Siempre habrá un general que nos derrote,
nacido en tierra hostil, o en nuestro seno,
y un presidente habrá, propio o ajeno,
que pretenda ser Dios, o ser su azote.
Y habrá quien nos engañe o nos explote,
con palabra cordial o voz de trueno;
para este mundo de asco y de veneno
hay que resucitar a Don Quijote.
Que el cabellero aporte su locura,
libre al cautivo, impute la impostura,
y degüelle cuatreros y gigantes.
Y a los duques, venteros, bachilleres,
que le afrentan, revoque sus poderes,
pero respete y honre a los amantes.
Los Angeles, 23 de marzo de 2007