Breverías
1681
Nos han dado academias militares
que nos enseñan a matar, usando
instrumentos y tácticas salvajes.
Y luego elevarán a los altares
al experto matón del propio bando,
y para los demás, prisión y ultrajes.
1682
En ti, día tras día, me renuevo;
ya no sé envejecer, me condicionas
con tal resolución que me sublevo
contra lo que no es tú; me proporcionas
ese empuje vital con el que muevo,
si necesario fuera, y entre zonas,
el curso de los ríos, las montañas.
Oh, tú, que aun en ausencia me acompañas.
1683
Oigo el canto, en vestíbulos y esquinas,
de que en la variedad está el placer.
Yo prefiero las aguas cristalinas
que borbotean sólo en ti, mujer.
1684
Mi gozo estaba en los amaneceres,
con la primera luz, con el rocío;
pero hoy derivo todos mis placeres
de lo que tengo o reconozco mío;
de ti, que ofreces tanto como adquieres,
sea el amanecer claro o sombrío.
De tu risa germina mi alborozo,
y a tu llanto acompaña mi sollozo.
1685
El amor, salmodió el viejo poeta,
es el intergaláctico arquitecto
del universo. Su obra no se agrieta
por la amplitud o edad de tal proyecto.
Mi amor, en cambio, es escultor, y aspira
a tallar en mi entraña tu figura;
ella misma es la fuerza que me inspira,
y mi brazo a tal obra se apresura.
Sonetos
1702 - Sin técnica
He ignorado la técnica contigo,
sólo el gozo, la fe y la vehemencia
han desplegado férvida elocuencia
en los actos sin voz que te prodigo.
En las palabras que en quietud te digo
he olvidado el estilo y la cadencia,
su atavío es temblor de transparencia,
una mitad de amante, otra de amigo.
Desnudo y firme, sin temor ni duda,
me llego a ti que, eufórica y desnuda,
sabes fundir las reglas del encuentro.
Dulce anarquía, sin troquel, sin norma,
forjador cada instante de su forma,
mientras en ti, provocador, me adentro.
Castilla, 29 de mayo de 2007
1703 - Te amaré
Para amarte es preciso conocerte,
y para conocerte debo amarte;
resignarme a aceptar sólo una parte
es, a la vez, tenerte y no tenerte.
Si el pensamiento sus ideas vierte
sobre un alma vacía; si al tocarte
la piel vibra y la mente no comparte,
dormida en paz, ¿qué hará cuando despierte?
Te amaré en lo concreto y en lo abstracto,
en el conocimiento y en el tacto,
con la imagen que ve y la acción que siente;
con ese ardor rayano en la locura
que pocos sienten en la edad madura,
y los ensueños del adolescente.
Sobre el Atlántico, 30 de mayo de 2007
1704 - Niño y Bonsai
No te hagas hombre, espera, mi pequeño,
mantén los formularios de la infancia;
tú, mi bonsai, dulzura y elegancia;
frente a la realidad, arrullo y sueño.
Con la mente y la mano te diseño,
menguo tus alas, marco tu distancia,
y sólo ensancho la perseverancia
de prolongar tu espíritu abrileño.
Árbol tú, reducido en estatura,
hombre sin sazonar, aún miniatura,
que en tal estado mantener quisiera.
A ti, bonsai, recorto. A ti, chiquillo,
dejaré en libertad, pero a tu ovillo
pondrá la Parca un día su tijera.
Los Angeles, 5 de junio de 2007
1705 - Nómada
Nómada fui de tribu extraviada,
sin tierra propia, en caminar constante;
cada alto en el camino fue un instante,
me ofreció cada noche una posada.
No hubo raíces en mis pies, tatuada
fue mi huella en la arcilla, y apremiante
mi impulso de seguir, rufián andante,
bebiéndome la sed, y luego nada.
Eran días sin gloria y sin sentido,
la piel triunfante, el corazón vencido,
no sé si en búsqueda de cien o cero,
días de confusión y cicatrices.
Hoy, detenido en ti, tengo raíces,
fin del viaje, amante y compañero.
Los Angeles, 8 de junio de 2007
1706 - Otro nombre
Miro a mi espalda; quedan por el suelo
nombres que suspiré cuando creía
ser dueño del amor, y no sabía
que era algo más que un hilo y un anzuelo.
Nombres que alguien dirá, que alzan el vuelo
al golpe de otras voces, no la mía,
que los fundió en silencio y lejanía;
ni mi herencia son ya ni mi desvelo.
Otro nombre pronuncio, que no muere,
porque el eco incesante lo profiere,
rebotando en mis íntimas cavernas.
Nombre que nunca dormirá en la arcilla,
que enlazará el rubor de la mejilla
al frenético abrazo de las piernas.
Los Angeles, 9 de junio de 2007
1707 - Y me quedé contigo
La tarde era un adiós, y tú no lo eras;
yo era llegada, tú eras acogida,
de todo yo desnudo, tú vestida
de tu gloria de senos y caderas.
Y me quedé contigo. Las palmeras
se mecían al aire; estremecida,
el agua en el embalse recogida,
era un quebrarse azul de cristaleras,
y era un silencio verde la espesura;
al interior, mi cerco a tu cintura,
anaconda estrechando los anillos.
Y luego, en explosión voluptuosa,
una riada cósmica, espumosa,
y un desmoronamiento de castillos.
Los Angeles, 9 de junio de 2007
1708 - Bucólica
Amanece la niebla; los caminos,
charcos ayer, son hielo quebrantado
por las ruedas del carro; y expatriado
queda el silencio. Tonos matutinos
comienzan a nacer. Los campesinos,
en estampa de ayer, bueyes, arado,
surcos abren con sueños de mercado,
o de indolentes aspas de molinos.
Aún no se han despertado los tractores;
habrá espigas, y entre ellas habrá amores,
mientras la brisa peinará las mieses.
En arrullo los álamos del río,
en rumores de alcoba el labrantío,
en vertical audacia los cipreses.
Los Angeles, 12 de junio de 2007
1709 - Un, una, unos, unas
Un muslo acariciado levemente
por un tropel de dedos sin pudor;
un elevado seno, y un temblor
en torno al brote en rigidez latente.
Una espalda arqueándose, obediente
a llamadas de tacto y de sabor;
un gemido, un espasmo y un clamor,
y un colapso después semiinconsciente.
Unos ojos cerrados, y entreabiertos,
y unos ritos, pensados inexpertos,
que fueron al final corroborados.
Y unas pausas; después otras ofertas
que abren las mismas, o quizá otras puertas,
nuevas técnicas, mismos invitados.
Los Angeles, 12 de junio de 2007