Poemas de amor, de soledad, de esperanza de
Francisco Álvarez Hidalgo
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Índice

Sonetos:
Tímida voz Alguien partió Primavera y revelación La poda Cazador de historietas Vendrás
Poemas:
Sin pudor
seperador

Breverías

1701
Amores hay nacidos a ambos lados de la ley, y la ley es alto muro; amores que se intuyen, silenciados, pero con vivas ansias de futuro; amores indecisos, desangrados, del otro cada cual tan inseguro. Hablad, que las palabras son metralla capaz de derribar torre y muralla.

1702
Todo el sexo en el rostro, en cada gesto; calor, temblor rodando en las mejillas, fieramente el cabello descompuesto, los párpados cerrados, maravillas al fondo de la mente, el seno enhiesto, y en amplio ángulo obtuso las rodillas. Ella tan sola, con su propio tacto, autoerótico amor, autodidacto.

1703
Este calor de julio desnivela mi equilibrio, mi forma, mi energía; soy sobre el mar inmóvil carabela, dormido el viento, incierta travesía; ni la piel, tan voraz, se me rebela, siempre tan fácil a la rebeldía. Ven, benigno septiembre refrescante, y devuélveme el temple navegante.

1704
No era día especial, ni aniversario, pero un anillo regalé a mi amante; no vino de joyero o de anticuario, ni era de plata o de oro o de diamante, ni lo encontré en el cofre de un corsario. Lo fabriqué de alambre en un instante… Era una broma para mí. Para ella obsequio fue de rutilante estrella.

1705
Antes que a ti percibo tu vestido, suave, minúsculo rumor de seda, llegado apenas, ya desvanecido; ningún otro murmullo se te enreda en los pies, al andar; yo estoy tendido sobre el diván; y de repente queda tu vestido en el suelo, y tú desnuda. No hay pregunta que hacer. Tampoco hay duda.

Sonetos

1724 - Tímida voz
El amor que me pueble y no te diga, no será sólo amor desconocido, será un amor anémico, perdido antes de madurar, mísera espiga. Somos islas, y el tiempo nos obliga a iniciar sobre el agua un recorrido para tocar a los demás, y hundido quedará quien al fin no lo consiga. No sólo morirá el amor callado, por igual el amante habrá cruzado esa funesta puerta de salida. Cuanto no se libera, se sofoca. Intentaré que hoy surja de mi boca esa tímida voz adormecida.
Los Angeles, 21 de julio de 2007
seperador
1725 - Alguien partió
Sobre la misma roca, día a día, absorta en horizonte y pensamientos; cada ola fracturada en mil fragmentos, tal como el corazón se le rompía. La tarde lentamente descendía, naufragando en el mar. Qué cargamentos de soledad, dolor y desalientos su navío de sueños recogía. Alguien partió, y acecha su regreso, pero ya el labio ha desprendido el beso que colgaba de un hilo de esperanza. Y sin embargo, esta mujer espera…, sin saber que ha cruzado la frontera entre la realidad y la añoranza.
Los Angeles, 22 de julio de 2007
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1726 - Primavera y revelación
En silencio me dijo tantas cosas…, y yo las escuchaba por los ojos. El alma está sellada con cerrojos que sólo abren miradas luminosas. De sentido a sentido, laboriosas las manos hablan músculos y antojos; de mente a mente fluyen los manojos de orquídeas emotivas, jubilosas. Fue para mí tangible primavera, en eclosión de piel, enredadera de tallos estrechándome agresores. Y fue también revelación escrita que yo pude leer, y que hoy musita dentro de mí requiebros y primores.
Los Angeles, 23 de julio de 2007
seperador
1727 - La poda
Lo pretérito es árbol que soterra largos tentáculos perforadores en mente y corazón; son fundadores del presente, y al mismo harán la guerra. La poda se impondrá, tijera o sierra, mas no para las ramas; sus verdores seguirán acogiendo ruiseñores; la tala habrá de hacerse bajo tierra. Mi presente eres tú, y en él no quiero interferencias, huellas, o reguero que me conecte a antigüedades muertas. Suprímanse del alma las raíces, queden, si acaso, sombras y matices entre ideas de júbilo desiertas.
Los Angeles, 23 de julio de 2007
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1728 - Cazador de historietas
Asiduo siempre de la misma mesa en el rincón adjunto a la ventana, sólo café, y una expresión que hermana propósito y cansancio. Se profesa cazador de historietas, y no cesa de escribir, en su ronda cotidiana, los incidentes que su ingenio hilvana, y como reportaje al fin expresa. La camarera observa, sonriente. Él mira al exterior; parece ausente, pero el mundo reside en su cabeza. Terminado el café, también la historia, se levanta y se va. Ni oro ni gloria van con él. Sólo una íntima tristeza.
Los Angeles, 23 de julio de 2007
seperador
1729 - Vendrás
En el futuro que me espera, estás. Te he visto allí, tras el portal erguido para canalizar lo no vivido hacia el marco del ser, no del quizás. Y a su debido tiempo llegarás. No será tu arribada en estallido de truenos en la noche, ni en aullido del lobos en tropel. Pero vendrás. Vendrás como la brisa, arrulladora; desnuda llegarás, tan seductora que me enfureceré por tu retraso. Mas pronto argüirá tu compañía que hay lugar en mi vida todavía para radiante, prolongado ocaso.
Los Angeles, 23 de julio de 2007

Poemas

Sin pudor
Al caer las persianas no duerme el día, ni la noche llega, solamente se apagan las ventanas, y el pudor se repliega. El pudor, esa capa espesa, oscura, que al espíritu entalla y deja oculto, como ladrón robando la frescura y el color a la rosa. No hay insulto mayor que el proferido, aun sin hablar, por quien repudia aquello que en el fondo del alma ha consentido, aparentando ultraje o atropello. Al no que es no saludo con respeto, basta una vez, prosigo mi camino; al no que es un quizá, o sí clandestino, ni me arrastro servil ni me someto. Abra cada uno su balcón, su puerta, a la luz, y demuestre lo que tiene, si guarda esclavos, los desencadene, si desea entregar, haga la oferta. Y luego, en la penumbra de la estancia, o a la sombra estival del arbolado, o en el parterre denso de fragancia, entre la multitud, o en despoblado, desnúdese de miedos, de prejuicios, suelte la capa que el pudor tejiera, y recoja los pingües beneficios de quien de sus recelos se libera. Bajaré mis persianas, tú las tuyas, y nos adentraremos mutuamente, sin desdeñarte yo, sin que me excluyas, en arrebato audaz, irreverente. Quede el tabú, la mojigatería, para el espíritu titubeante; ésta es mi zona, y hoy mi único día, y lo deseo lúbrico y vibrante.
Los Angeles, 21 de julio de 2007
Diseño: Carmen Álvarez
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