Breverías
1766
En el alma, en el sexo y en la mente,
hemos alzado utópicos altares,
y un nuevo Olimpo surge, sorprendente,
de extraños dioses, dioses familiares,
sin inmortalidad, para el presente,
más que deidades, meros auxiliares.
A nuestra propia imagen engendrados,
no decretan, son nuestros aliados.
1767
Te quiero en torno a mí, como el anillo
alrededor del dedo; la pulsera
ya en la muñeca, ya sobre el tobillo;
el collar sobre el pecho; o el zarcillo
que en el lóbulo oscila y reverbera.
En torno a mí, y en mí; no prisionero,
libre como las nubes y los vientos;
libre tú, libre yo, sólo un sendero
para los dos, dos almas de bolero,
y el mismo vaso para dos sedientos.
1768
Y le dije mi amor mientras entraba
en ella lentamente,
y se lo reiteraba
hurtándome a su cuerpo brevemente,
para volver entrar, y en este juego
reforzaba mi amor, y ella su ruego.
1769
Si te llamo en silencio, tan distante,
sin saber si me escuchas, sin que el viento
sacuda extrañamente tu ventana,
¿se agitará en mí el loco o el amante?
¿quién cargará a su espalda el desaliento
si mi llamada se perfila vana?
1770
En agua, en vino, en sangre habré de amarte,
en calma, en paroxismo, en agonía,
amor que no se cansa de anunciarte
que llega el día aunque no llegue el día.
Sonetos
1776 - Primera comunión
Para Sonia
Vienes a mí, Jesús, en este día
como el amigo fiel que se me entrega;
y hasta el fondo de mí, contigo llega
un revuelo de amor y de alegría.
Esta mañana, cuando amanecía,
la luz era tu voz, que nos congrega
a este banquete, en el que no se niega
la admisión a mendigo que porfía.
Porque todos, Señor, siendo mendigos,
aspiramos también a ser amigos
del que su vida por nosotros diera.
Llévanos cada día de la mano,
que siendo nuestro padre y nuestro hermano,
deseamos vivir a tu manera.
Los Angeles, 4 de diciembre de 2007
1777 - En pie de guerra
Te golpeo en el alma. No es la mano
que en levedad tu aceptación reclama,
es el puño, la urgencia. Se derrama
mi ansiedad de tenerte. Qué inhumano
se me hace este retraso en que desgrano
minutos, horas, días…, mientras brama
el toro del deseo, y es la cama
campo de guerra en paz, mudo piano.
Quiero el combate, la ofensiva quiero
en ambos bandos, pero no el acero;
sólo a esgrimir el arma exploratoria,
con suavidad de luna y pertinacia,
que si el primor se alía con la audacia,
cada facción proclamará victoria.
Los Angeles, 6 de diciembre de 2007
1778 - Muerte inconclusa
Se me acaba la vida, se termina
cada día de ausencia, cuando espero
tu arribada y no llegas, y exaspero
con la zozobra que se me amotina.
Cada extraño lugar que no confina
contigo, me transforma en extranjero;
y desterrado, sin morir, me muero
de una muerte que sólo se avecina.
Tal vez una explosión, una estocada,
fueran más indulgentes que la entrada
a paso lento, recio, interminable.
Pero así es el abrazo, en agonía,
de quien abrazo espera, día a día:
Muerte inconclusa en trámite implacable.
Los Angeles, 6 de diciembre de 2007
1779 - Innovación
Llevo en la boca aromas y sabores,
conmoción y humedades, de los besos
que me diste y te di; tengo los huesos
aún vibrando en razón de tus temblores.
Ni experto en piel ni técnico en amores,
hombre soy de tentáculos traviesos,
que favorece, al practicar excesos,
formas propias, sin plagios, sin favores.
Los sistemas son áridos y fríos,
proyectos matemáticos de ríos
con invariables fuente, curso y delta.
Clamo por la invención, los arabescos,
líneas ambiguas, ángulos burlescos,
que te hicieron voraz y desenvuelta.
Los Angeles, 6 de diciembre de 2007
1780 - Descanso
Vengo a ti con urgencias de reposo,
pero también de enredos agresivos;
éstos demostrarán que estamos vivos
a través del empeño y el acoso.
Hay acción en la ofrenda que el ocioso
jamás conocerá, y hay objetivos
que, ya desentrañados, ya evasivos,
sólo mide el audaz, el ambicioso.
Tengo ambición de ti, tengo la audacia
de equilibrar fineza y acrobacia
arqueándome en ti, puente o escudo.
Y habiéndome extendido o yuxtapuesto,
te ofreceré la tregua, ya dispuesto
a descansar en vínculo desnudo.
Los Angeles, 7 de diciembre de 2007
1781 - Ira y gozo
Si lo hubiera sabido… Si tu paso
se hubiera rezagado… Si no hubiera
cambiado yo de rumbo… Si pudiera
rebobinar el tiempo… Qué fracaso
de posibilidades. Tuve un vaso
para calmar la sed, tuve una hoguera
para ahuyentar el frío, una tijera
para cortar amarras, y un pegaso
para huir a regiones de alegría…
Pero entonces no supe hacerte mía,
y tú a la espera, y yo con mi deseo.
Cuántos años perdiéndonos la vida.
Y hoy, al mirarte junto a mí dormida,
con brazos de ira y gozo te rodeo.
Los Angeles, 7 de diciembre de 2007
1782 - Despótica, la vida
Voy perdiéndote, amada, día a día,
sin mi partida, sin tu alejamiento,
como si tenue, fugitivo viento,
estremeciera nuestra compañía
con tibio soplo de melancolía;
como si extraño, agónico lamento,
pulsara en los oídos, o un fragmento
de tu entraña abdicara de la mía.
Ni tú ni yo somos culpables; fluye
despótica la vida, y nos destruye
inevitable, despiadadamente.
La llama viva que en nosotros arde
se extinguirá, y mañana será tarde…
Abrásate conmigo en el presente.
Los Angeles, 7 de diciembre de 2007
1783 - A la espera
No me caben más horas en el ruedo
dilatado y profundo de la espera;
el pan y el vino al pie de la palmera
son, si no estás, arena en el roquedo.
En el deseo tu recuerdo enredo,
hiedra sensual trepando en trenzadera
del pie desnudo al muslo, a la cadera,
al seno, al cuello, abrazo en que me hospedo.
En ti me agito, sobre ti descanso,
mi espumoso torrente, mi remanso,
siempre en espera, siempre en esperanza.
Te aprendí de memoria, te recito
cada noche en mi lecho, al que te invito,
si no en la realidad, en la añoranza.
Los Angeles, 8 de diciembre de 2007