Poemas de amor, de soledad, de esperanza de
Francisco Álvarez Hidalgo
Sed de ti

Índice

Sonetos:
Intangible Esperándote Los años Todo llega a su fin Sombra Era un ir sin llegar Algún día, tal vez La sed de ti
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Breverías

1911
Tenía vocación de sombra. Andaba con pie indeciso, como si temiera en cada paso el tropezón seguro. Y su propia ascensión la derrumbaba, como si su alma de cristal tuviera la urgencia de abatirse contra un muro.

1912
Ah, las noches inmensas, como ríos que no terminan de pasar, senderos que no conducen a ninguna meta; y la mente se inventa griteríos que impiden razonar, y ballesteros que lanzan siempre idéntica saeta.

1913
Su voz era lejana, era una mano que no se tiende, que ha olvidado el roce, su voz era mirada que no ve. Mi oído tan atento, tan cercano, sólo oye ruidos, no los reconoce; nunca perdí el amor, perdí la fe.

1914
El tiempo se ha hecho estéril, no genera las primaveras que antes producía, sólo hay diciembres inhospitalarios en que el frío del alma se apodera, y con el frío la melancolía, y con ésta agonías y calvarios.

1915
Antes del súbito enmudecimiento, antes de que tu fuente le negara a mis labios en sed su último sorbo, antes de tu éxodo y mi desaliento, antes de que tu puño me aplastara, ¿recuerdas si fui más que simple estorbo?

Sonetos

1922 - Intangible
Mujer sin piel, sin rostro, silueta imprecisa en el fondo de la mente, cercana voz, pero de cuerpo ausente que aún no he llegado a ver. ¿En qué secreta oscuridad te ocultas? La violeta emboza sus encantos, mas consiente la mirada indiscreta de la gente, y es la mía no menos indiscreta… ¿Cuándo se hará tu realidad visible? Resido en el solar de lo intangible, con sombra, viento y luz, pero sin ti. Y es hacia ti que extiendo ojos y manos hambrientos de tus senos tan lejanos, en que sólo al soñar me sumergí.
Los Angeles, 22 de julio de 2008
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1923 - Esperándote
Casi te veo ya, tras esperarte, como a un cometa azul, año tras año, doscientos, tal vez más; parece extraño, miro al cielo y no acabas de anunciarte. Y sin embargo estás; mi alma comparte cierta proximidad. Qué desengaño si al percibir que casi te acompaño, ni llegaras a mí, ni yo a tocarte. Ábrete paso ya entre las estrellas, con tu estela de luz; no hay otras huellas que delaten mejor tu cercanía. Y al llegar, arrebátame y envuelve, mientras el corazón se me disuelve a los arrullos de tu compañía.
Los Angeles, 22 de julio de 2008
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1924 - Los años
Han trepado los años, insistentes, la curva de tu espalda, las caderas, la zona triangular, las semiesferas de los senos ingrávidos, turgentes. Y sin embargo danzan florecientes como en viva explosión de primaveras. Mirándote al espejo, reverberas, piensas que es bello lo que ves, no mientes. Hay una exquisitez, gracia madura, aureola sensual, que se apresura cuando se van los años agolpando. Al nacer somos ánfora vacía que se nos va llenando día a día, y en mí se va la tuya derramando.
Los Angeles, 23 de julio de 2008
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1925 - Todo llega a su fin
Fueron días de gloria, fueron meses, fueron años también; fuera una vida a ritmo de pasión enfebrecida, a nivel de altruismos, no intereses. Pero vida no fue. Fuimos cipreses de agujas despuntadas, avenida con barrera a través, y despedida; las victorias de antaño, ahora reveses. Todo llega a su fin. Desagua el río, se disuelve la nieve, ancla el navío, y uno pierde el amor, y otro la fe. Y éste podrá tal vez seguir amando, indefinidamente agonizando, sin entender ni el cómo ni el por qué.
Los Angeles, 23 de julio de 2008
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1926 - Sombra
Yo fui la sombra de una idea pura que alguien mejor que yo preconcebiera; sombra que nace o se hace forastera con rasgos propios de caricatura. La idea es luz, la sombra, cripta oscura con avidez de sol en la vidriera, y un sueño utópico en que se libera de su rastro de tierra, su atadura. Otra mente hizo suyo aquel concepto, y me acogió; llevóme en su trayecto de fantasías y adopté su paso. Voló un día la idea no sé a dónde, sigo llamándola, mas no responde, y ahora soy mera sombra de fracaso.
Los Angeles, 23 de julio de 2008
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1927 - Era un ir sin llegar
Era un hombre amarrado a la cadena, galeote de amor, cruzando mares no de azul, mas de gris, y en sus cantares exprimiendo las gotas de su pena. Era un ir sin llegar, una condena sin crimen cometido, eran millares de razones oscuras, tan dispares, y que en ninguna la verdad resuena. Cargado de ese fardo, en permanente gira sin rumbo, como quien resiente la injusticia que nunca ha merecido, andaba, andaba, andaba, sólo viendo cómo el alma se le iba deshaciendo, pero sin renegar de lo vivido.
Los Angeles, 24 de julio de 2008
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1928 - Algún día, tal vez
Me duele la mirada de no verte. Al exhumar tu rostro en mis archivos me duele aún más; son tantos los motivos como fuera enigmático perderte. Algún día tal vez, tal vez despierte, si soñándote estoy; y en mis cultivos, de ti sembrados, tan improductivos, logre mejor cosecha al removerte. El fuego abrasará cada gavilla de hierba seca, habrá nueva semilla para el surco recién aparecido. Madurará esta mies espigas de oro, y me repetiré: “Ya no la añoro”, fingiendo absurdo, inexistente olvido.
Los Angeles, 24 de julio de 2008
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1929 - La sed de ti
Aquella sed que tuve, la que hoy siento, la que me va a deshidratar mañana, la que no encuentra vaso ni fontana que remedie mi urgencia del momento; la sed de ti, del acumulamiento de desvaríos que el deseo hilvana, la sed que no te alcanza, aunque cercana, y de hacerlo, me haría más sediento; la sed que intenta aniquilarse a besos, la sed de penetrarte hasta los huesos, la sed de ti, de ti, de ti, mujer; tórnate surtidor, manantial, pozo, y enciéndeme y apágame este gozo, para otra vez volvérmelo a encender.
Los Angeles, 24 de julio de 2008
Diseño: Carmen Álvarez
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