Breverías
2016
Nunca pensé…, tal vez sí lo pensaba…
Aquel día en la playa, en que escribías
mi nombre y tu fervor sobre la arena…
La marea, de lejos, acechaba.
Yo, tan consciente; tú, no la veías…
Y hoy sólo yo evocando aquella escena.
2017
La escalera crujía levemente
bajo sus pies descalzos, en ascenso
rítmico de la sala hacia la alcoba.
Y apareció desnuda, sonriente,
con dos copas de vino. Así la pienso,
y esa imagen ni aun ella me la roba.
2018
Cómo quiebra tu cuerpo la impaciencia
de esta espera, corriente inagotable
que no alcanza su desembocadura.
Sólo a gemir se afana su insistencia,
no a llegar. Oh, esperanza miserable,
que ni se une al caudal ni lo apresura.
2019
Vino, se estableció, rigió mi vida
sin saber que lo hacía o de qué modo;
un día al fin partió; lo dejó todo
agonizando de sangrienta herida.
Otras después llegaron, con la idea
de eclipsar su recuerdo, reemplazarla;
y fueron tibia piel, frívola charla,
hojas secas que el viento zarandea.
2020
Frente a mí. Se agrandaba su figura,
amplia copa de encina, estilizado
ciprés contemplativo, sauce arqueado
que a apremiantes abrazos se apresura.
Me alcé a su beso, se inclinó hacia el mío,
siendo a un mismo nivel súbito encuentro;
e imperceptiblemente, y hacia dentro
sus raíces poblaron mi vacío.
Sonetos
2027 - Vencido
Cada día esperé. Sigo esperando.
De todo estoy, menos de ti, desnudo.
Nace un grito en mi pecho, tan agudo,
que en cada oído queda resonando.
Mas no en el tuyo, que oye sólo cuando
se expresan otras voces. Un escudo
de frialdad rechaza cuanto pudo
proferirse en sonrisa o sollozando.
No me quedan palabras; dicho ha sido
cuanto debió decirse; estoy vencido
del tiempo, la orfandad y la fatiga;
y de la absurda espera malograda.
Tengo ya el alma en ruinas, tan cansada
que de ti finalmente se desliga.
Los Angeles, 6 de febrero de 2009
2028 - Soy libre una vez más
He cerrado los ojos. Ya no miro
mi acervo de congojas; están muertas.
Y los he vuelto a abrir, como las puertas
de este amplio mundo, que de nuevo admiro.
Fui ciego, sordo, mudo y en retiro,
ermitaño en recónditas, desiertas
zonas de reclusión, rehusando ofertas,
arropado en los pliegues del suspiro.
Tu hermético silencio prolongado
reventó mis grilletes y candado,
y hoy veo, y oigo, y me complace hablar.
Soy libre una vez más. Se me aglomera
la vida que esquivé. Va mi alma entera,
del brazo de la piel, por el pinar.
Los Angeles, 7 de febrero de 2009
2029 - Lluvia
Salgo a la calle despoblada. Llueve.
Los últimos paraguas, ya cerrados,
cruzaron los postigos desconchados
de las viejas casonas. No se atreve
nadie a salir. El vendaval se mueve
como tropel de potros desbocados,
trepidando ventanas y tejados;
muerde mi espalda, dejo que me lleve.
Voy sorteando charcos, divertido;
mil golpes de agua sobre el rostro erguido
más semejan bondad que latigazos;
porque dentro de mí nacen auroras,
se urden proyectos…, y de nuevo añoras
el círculo rotundo de mis brazos.
Los Angeles, 8 de febrero de 2009
2030 - Nieve
Como este blanco abrazo de la nieve,
amplio sobre la tierra, he de abrazarte;
nadie conseguirá verte o tocarte,
adaptada mi forma a tu relieve.
Cada copo, tan pálido, tan leve,
te abre seis brazos, diminuta parte,
pero se multiplica, se reparte,
y en infinito abrazo se te atreve.
Y les dejas caer, acumularse
sobre tu piel, y en ella enmarañarse
en urdimbre de tactos dilatados.
Soy tu manto de roces, la nevada
cálida, inmensa, sobre ti cuajada,
con todos mis sentidos desatados.
Los Angeles, 9 de febrero de 2009
2031 - Viento
Sobre los mares siembra Dios su aliento,
quiere llevarme a ti; mi nave flota,
velas izadas, en región remota,
e inicia su periplo. El pensamiento
no se mueve por remos, ni por viento;
como relámpago se gesta y brota,
alcanza madurez, y al fin explota,
triunfal, pero invisible, en un momento.
Llego a ti de inmediato, aunque no llegue;
yo voy detrás de mí, mientras navegue;
permanezco contigo aun sin estar.
Siga el viento impulsándome las velas.
Ah, si tuviera para el mismo espuelas;
ni el tú ni el yo tendrían que esperar.
Los Angeles, 9 de febrero de 2009
2032 - Sol
Calor y luz de sol en cada mano,
en diez rayos, en diez lenguas de fuego.
Hacia ti los dirijo, como ciego
tanteando en su avance. Pero en vano.
No te alcanzo. Tal vez es tan lejano
mi punto de partida, que aún no llego;
tal vez a mi propósito andariego
le otorgas rango de segundo plano,
y a punto a arribar, desapareces,
pues cuanto más me doy, menos te ofreces,
siguiéndole a mi ardor tu frialdad.
Flamea el cuerpo, el alma está encendida,
y tú a la sombra, piel semidormida,
ajena a mí y a toda realidad.
Los Angeles, 9 de febrero de 2009
2033 - Tierra
Eres la tierra, sobre ti mi huella,
el carnaval de mis exploraciones
en rastrillo de dedos, escuadrones
cuya marcha conquista y atropella.
Eres la tierra, sobre ti resuella
mi deseo al galope, a borbotones,
te cavan mis sentidos, azadones
hurgando en tu corteza, y una estrella,
con su perenne guiño en noche densa,
te informa, servicial, que alguien te piensa,
y aunque lo sabes ya, lo corrobora.
Eres la tierra, te recorro, ciego,
como quien nada ve, y así despliego
todo mi tacto en ti, que te devora.
Los Angeles, 10 de febrero de 2009
2034 - Firmamento
No sé si en la tiniebla te prefiero,
o si es mejor opción bajo las luces;
en ambas circunstancias me seduces,
radiante al sol, de noche en hervidero
de mínimas estrellas; prisionero
de tu azul y tu negro, me conduces
por rebaños de nubes, y balbuces
cósmico ronroneo zalamero.
Noche eres de misterio, y eres día
de transparencia y camaradería,
sobre mi campo abierto te desnudas.
Oh, amante, amada, amor, cómo te arqueas;
me desarbolas, me relampagueas,
y cielo y tierra en tu vaivén anudas.
Los Angeles, 10 de febrero de 2009