Poemas de amor, de soledad, de esperanza de
Francisco Álvarez Hidalgo
Elementos

Índice

Sonetos:
Vencido Soy libre una vez más Lluvia Nieve Viento Sol Tierra Firmamento
seperador

Breverías

2016
Nunca pensé…, tal vez sí lo pensaba… Aquel día en la playa, en que escribías mi nombre y tu fervor sobre la arena… La marea, de lejos, acechaba. Yo, tan consciente; tú, no la veías… Y hoy sólo yo evocando aquella escena.

2017
La escalera crujía levemente bajo sus pies descalzos, en ascenso rítmico de la sala hacia la alcoba. Y apareció desnuda, sonriente, con dos copas de vino. Así la pienso, y esa imagen ni aun ella me la roba.

2018
Cómo quiebra tu cuerpo la impaciencia de esta espera, corriente inagotable que no alcanza su desembocadura. Sólo a gemir se afana su insistencia, no a llegar. Oh, esperanza miserable, que ni se une al caudal ni lo apresura.

2019
Vino, se estableció, rigió mi vida sin saber que lo hacía o de qué modo; un día al fin partió; lo dejó todo agonizando de sangrienta herida. Otras después llegaron, con la idea de eclipsar su recuerdo, reemplazarla; y fueron tibia piel, frívola charla, hojas secas que el viento zarandea.

2020
Frente a mí. Se agrandaba su figura, amplia copa de encina, estilizado ciprés contemplativo, sauce arqueado que a apremiantes abrazos se apresura. Me alcé a su beso, se inclinó hacia el mío, siendo a un mismo nivel súbito encuentro; e imperceptiblemente, y hacia dentro sus raíces poblaron mi vacío.

Sonetos

2027 - Vencido
Cada día esperé. Sigo esperando. De todo estoy, menos de ti, desnudo. Nace un grito en mi pecho, tan agudo, que en cada oído queda resonando. Mas no en el tuyo, que oye sólo cuando se expresan otras voces. Un escudo de frialdad rechaza cuanto pudo proferirse en sonrisa o sollozando. No me quedan palabras; dicho ha sido cuanto debió decirse; estoy vencido del tiempo, la orfandad y la fatiga; y de la absurda espera malograda. Tengo ya el alma en ruinas, tan cansada que de ti finalmente se desliga.
Los Angeles, 6 de febrero de 2009
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2028 - Soy libre una vez más
He cerrado los ojos. Ya no miro mi acervo de congojas; están muertas. Y los he vuelto a abrir, como las puertas de este amplio mundo, que de nuevo admiro. Fui ciego, sordo, mudo y en retiro, ermitaño en recónditas, desiertas zonas de reclusión, rehusando ofertas, arropado en los pliegues del suspiro. Tu hermético silencio prolongado reventó mis grilletes y candado, y hoy veo, y oigo, y me complace hablar. Soy libre una vez más. Se me aglomera la vida que esquivé. Va mi alma entera, del brazo de la piel, por el pinar.
Los Angeles, 7 de febrero de 2009
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2029 - Lluvia
Salgo a la calle despoblada. Llueve. Los últimos paraguas, ya cerrados, cruzaron los postigos desconchados de las viejas casonas. No se atreve nadie a salir. El vendaval se mueve como tropel de potros desbocados, trepidando ventanas y tejados; muerde mi espalda, dejo que me lleve. Voy sorteando charcos, divertido; mil golpes de agua sobre el rostro erguido más semejan bondad que latigazos; porque dentro de mí nacen auroras, se urden proyectos…, y de nuevo añoras el círculo rotundo de mis brazos.
Los Angeles, 8 de febrero de 2009
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2030 - Nieve
Como este blanco abrazo de la nieve, amplio sobre la tierra, he de abrazarte; nadie conseguirá verte o tocarte, adaptada mi forma a tu relieve. Cada copo, tan pálido, tan leve, te abre seis brazos, diminuta parte, pero se multiplica, se reparte, y en infinito abrazo se te atreve. Y les dejas caer, acumularse sobre tu piel, y en ella enmarañarse en urdimbre de tactos dilatados. Soy tu manto de roces, la nevada cálida, inmensa, sobre ti cuajada, con todos mis sentidos desatados.
Los Angeles, 9 de febrero de 2009
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2031 - Viento
Sobre los mares siembra Dios su aliento, quiere llevarme a ti; mi nave flota, velas izadas, en región remota, e inicia su periplo. El pensamiento no se mueve por remos, ni por viento; como relámpago se gesta y brota, alcanza madurez, y al fin explota, triunfal, pero invisible, en un momento. Llego a ti de inmediato, aunque no llegue; yo voy detrás de mí, mientras navegue; permanezco contigo aun sin estar. Siga el viento impulsándome las velas. Ah, si tuviera para el mismo espuelas; ni el tú ni el yo tendrían que esperar.
Los Angeles, 9 de febrero de 2009
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2032 - Sol
Calor y luz de sol en cada mano, en diez rayos, en diez lenguas de fuego. Hacia ti los dirijo, como ciego tanteando en su avance. Pero en vano. No te alcanzo. Tal vez es tan lejano mi punto de partida, que aún no llego; tal vez a mi propósito andariego le otorgas rango de segundo plano, y a punto a arribar, desapareces, pues cuanto más me doy, menos te ofreces, siguiéndole a mi ardor tu frialdad. Flamea el cuerpo, el alma está encendida, y tú a la sombra, piel semidormida, ajena a mí y a toda realidad.
Los Angeles, 9 de febrero de 2009
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2033 - Tierra
Eres la tierra, sobre ti mi huella, el carnaval de mis exploraciones en rastrillo de dedos, escuadrones cuya marcha conquista y atropella. Eres la tierra, sobre ti resuella mi deseo al galope, a borbotones, te cavan mis sentidos, azadones hurgando en tu corteza, y una estrella, con su perenne guiño en noche densa, te informa, servicial, que alguien te piensa, y aunque lo sabes ya, lo corrobora. Eres la tierra, te recorro, ciego, como quien nada ve, y así despliego todo mi tacto en ti, que te devora.
Los Angeles, 10 de febrero de 2009
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2034 - Firmamento
No sé si en la tiniebla te prefiero, o si es mejor opción bajo las luces; en ambas circunstancias me seduces, radiante al sol, de noche en hervidero de mínimas estrellas; prisionero de tu azul y tu negro, me conduces por rebaños de nubes, y balbuces cósmico ronroneo zalamero. Noche eres de misterio, y eres día de transparencia y camaradería, sobre mi campo abierto te desnudas. Oh, amante, amada, amor, cómo te arqueas; me desarbolas, me relampagueas, y cielo y tierra en tu vaivén anudas.
Los Angeles, 10 de febrero de 2009
Diseño: Carmen Álvarez
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