Poemas de amor, de soledad, de esperanza de
Francisco Álvarez Hidalgo
Sombras

Índice

Sonetos:
La sombra Mi recuerdo El aliento de la muerte Perdido Edén A gritos Rescátame
Poemas:
Ajedrez
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Breverías

2091
Mejor ciego, sin ver alondra o rosa; mejor sordo, sin Mozart o Beethoven; mejor mudo, en clausura soledosa, que con el alma sin amor y joven.

2092
Amó y perdió. Como perdimos todos cada vez que en verdad hemos amado; Se puede amar en infinitos modos, con certidumbre, euforia, unción, cuidado, como explorando aristas y recodos, como en rivalidad, como invitado… Mi alma sólo a una forma se confía: Amar consciente de perder un día.

2093
Ah, el encanto, el hechizo, la belleza de nuestro amor primero; nacen de la inconsciencia, o la simpleza de pensar que será imperecedero.

2094
No es el amor estático, requiere movilidad, incertitud, progreso; amor que llega a estacionarse, muere entre sus propias estrecheces preso. Debe evolucionar, cambiar de aspecto, fluir con la dinámica del río, reconocer que no será perfecto, y temer la caída en el vacío.

2095
Y si le das todo tu amor, ¿qué piensas? ¿Qué te amará como le estás amando? No siguen, en amor, las recompensas a los obsequios que se fueren dando. Sea ingente el amor que le dispensas, te corresponda o no; se irá fraguando su reciprocidad; mas si no fuera, exulta en cuanto sientes, persevera.

Sonetos

2126 - La sombra
La sombra de la amada invade el lecho que comparto con hembra pasajera; ni se interpone ni me vitupera, no sé si imperturbable o al acecho. Sólo yo la detecto, y es mi pecho vivo atabal en percusión tan fiera que estremece; la sombra se apodera de visillos, paredes, suelo y techo. Mi pareja ni ve, ni oye ni entiende. Vive su orgasmo, y nada la sorprende, no ve sombras, ve luces y colores. La sombra de mi amada me arreboza, me congela el sentido, y me destroza, quedando envuelto en álgidos sudores.
Los Angeles, 23 de junio de 2009
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2127 - Mi recuerdo
Mantenerme ceñido a tu memoria, cuando ya, desvestida de añoranza, nueva silueta en tus retinas danza, parecerá actitud contradictoria. Mi recuerdo no es lanza imprecatoria, sino bandera enhiesta que afianza sobre la tierra firme la pujanza de cada aspiración, cada victoria. No cuento mis derrotas. Nunca fueron laureles tuyos, aunque oscurecieron un horizonte que aún mantengo claro. Vive tu propia vida sin la carga de evocación con sapidez amarga. Lo que viví una vez, no lo enmascaro.
Los Angeles, 23 de junio de 2009
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2128 - El aliento de la muerte
Te ha llegado el aliento de la muerte, pútrida exhalación paralizante sobre tu entorno de azahar fragante, y el orden de tu espíritu subvierte. No hay equilibrio ya; se te convierte la luz en sombra, lo íntimo en distante, cuanto fue residente, en trashumante, y el dinamismo en apatía inerte. Lo imputarás a Dios, la suerte, el mundo, tu aire gentil se tornará iracundo, tus disyuntivas en intolerancia. Piensa que todos por igual venimos para peregrinar, y si morimos es porque ya agotamos la distancia.
Los Angeles, 22 de junio de 2009
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2129 - Perdido Edén
Invisible me queda tu figura, mas no intangible; danza y me rodea, como suspiro hecho de luz, o idea ciñéndome al pasar por la cintura. Voluptuosa, y a la vez tan pura como el ángel extático, que arquea su torso alado mientras merodea junto a Adán a la nueva criatura. Eva era tempestad de carne y hueso, aun ignorando la embriaguez del beso que más tarde, voraz, descubriría. En el Edén a que llegué contigo, lo tuve todo, lo perdí, y prosigo recreando tu imagen cada día.
Los Angeles, 22 de junio de 2009
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2130 - A gritos
Dejo fluir palabras, en descenso tenaz, inevitable; van hambrientas de mares improbables, de tormentas no gestadas aún, pero que pienso y haré desanudar. No soy propenso a insensateces o actitud violentas; pero tal vez no hay otras herramientas. No hay ya lugar para doblez o incienso. Quiero alterar el curso de las vidas que transcurren esclavas o dormidas porque nadie activó su mente a gritos. No soy guardián de nadie ni profeta, mas pregonando la verdad escueta podré resquebrajar algunos mitos.
Los Angeles, 22 de junio de 2009
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2131 - Rescátame
Rescátame del tedio, de las horas estériles, que fluyen como ríos de aire o arena, cántaros vacíos para el alma sedienta de mejoras. Tiempo atrás me ceñían, trepadoras, en raudal de vibrantes desafíos, luciendo lujuriantes atavíos de espigas, brisas, címbalos, auroras. En fecunda rapsodia enriquecían mi vida toda, y prontas respondían a mis proyectos y necesidades. Mas hoy pasan monótonas, desiertas de luz, calor y melodía: Muertas. Rescátame de mis trivialidades.
Los Angeles, 23 de junio de 2009

Poemas

Ajedrez
Mi cuerpo es ajedrez ilimitado: Defensivo en sus torres, con despliegue de galantes jinetes en el campo, y de alfiles oblicuos; y una hueste de vulgares peones, mediocres combatientes; una espléndida reina, provocadora siempre, moviéndose a su antojo, y al fin un rey, más que eficaz, solemne. Todos te invitan a correr la tierra, mover las piezas, con prudencia siempre, demostrar tus instintos agresivos, y anticipar la acción del oponente. No te ofrezco una piel cuadriculada, ni rígida tampoco, mas se enciende con el efecto arrasador, masivo, de las praderas indias del oeste. Si has de pensar a fondo tu jugada, que la pasión exceda a lo que pienses. Tal vez no ves las piezas. No hace falta. Mueve los dedos como si las vieses. Los peones primero, paso a paso, lenta, muy lentamente, del cuello al pecho, sin obviar la axila, y adelanta la reina sobre el vientre. Haz caracolear a los caballos sobre ambos muslos, y que se apacienten en el ejido triangular. Las torres queden en retaguardia. ¿Quién requiere defensas esta noche? He rendido mis fuerzas; los laureles son para vencedores y vencidos; en lid caballeresca nadie pierde. Avancen, pues, los tactos decididos, y denme jaque mate contundente.
Los Angeles, 23 de junio de 2009
Diseño: Carmen Álvarez
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