Breverías
2121
Mi voz perdió tu nombre, y ahora canta
otro más entrañable, más sonoro,
que penetra mi piel por cada poro,
y en mí su propia identidad implanta.
También escucho de su voz el mío,
que tu voz silenciara. Me confiere
mayor efervescencia, y se me adhiere
más hondo al alma, y otra vez sonrío.
2122
Escucho el pulso de tus pensamientos
al fondo más umbroso de mi mente,
donde el silencio es casi griterío.
Diferencio alborozos de lamentos,
mas los acepto todos, afluente
que deviene al final mi propio río.
2123
Vienes polifacética a mi sueño,
múltiples rostros, muslos, senos, brazos,
sobre mí desbordada, exuberante.
De todo me haces indudable dueño.
Y al despertar, exhausto, no hay más trazos
de las demás, liberadora amante.
2124
Siempre a mi propio lado permanezco,
me guardo compañía, me dialogo,
y, aun sabiendo mentir, ya no me engaño.
Lo hice un tiempo que ni amo ni aborrezco,
y me lo hicieron. Hoy me desahogo
con este hombre feliz al que acompaño.
2125
Quiero apresar inciertas mariposas,
y el inicial rayo de luz del día,
la fragante sonrisa de las rosas,
el último eco de la sinfonía,
pero más que la opción de tantas cosas,
cada alarido de tu anatomía,
tan falto de control, tan contundente,
como si nada fuera suficiente.
Sonetos
2162 - Y te dirás
Y te preguntarás: “¿Me echa de menos?
¿Son eternas sus noches, soledosas?
¿O fui una más quizá entre las esposas
que le abren muslos y le ofrecen senos?
Se me escarchan las sábanas, terrenos
ayer de zona tórrida, de rosas
desfloradas en manos temblorosas
a nivel de relámpagos y truenos.”
Y te dirás: “Tal vez si le escribiera,
si le hiciera saber que persevera
dentro de mí el rescoldo de aquel fuego”.
Y ¿qué podría mi alma responderte?
¿Que fuiste vida? ¿Que me diste muerte?
No sé resucitarme al mismo juego.
Los Angeles, 8 de agosto de 2009
2163 - Invitada
Oprimía sus formas, alfarero
modelador de barro complaciente,
y otorgaba perfil de adolescente
a su honda madurez en hervidero.
Se me tornaba en joven limonero
con el fruto en sazón, tan aquiescente,
toda oferta hacia mí, pero exigente
para calmar la sed en mi venero.
Y bebió hasta saciarse. No sabía
dónde acababa el dar, ni qué cuantía
de su reclamación era adecuada.
No impuse límites a su arrebato
de piel devoradora; yo era el plato
y a la vez el manjar. Ah, qué invitada.
Los Angeles, 9 de agosto de 2009
2164 - A oscuras
Cansado ya de caminar a oscuras,
de incidir en la sombra que no abraza,
de escuchar el silencio que amordaza,
grito sin alma, viento en ataduras;
cansado ya de lazos y rupturas
en tenaz sucesión, se me adelgaza
la avidez de vivir; y no hay coraza
que me proteja en tales coyunturas.
El día se brindaba más sombrío
que la noche más densa, y el hastío
caminaba del brazo del cinismo.
Y así inicié mi derrotero, huyendo
de cuanto había sido, y hoy comprendo
que no puedo escaparme de mí mismo.
Los Angeles, 9 de agosto de 2009
2165 - Amante en orfandad
Cómo reincide la figura aciaga
que desangró tu vida; se presenta
cargada de miserias, y se ausenta;
viene y huye, se acerca y se rezaga;
y hurga en tu mente su punzante daga,
recrudeciendo heridas, tan sangrienta,
despedazando olvidos, tan violenta,
y ni sombra se va, ni luz se apaga.
No superas tu ayer ni lo erradicas,
amante en orfandad, que no edificas
con sillares de amnesia tus castillos.
¿Vuelve a tu mente, y qué? No le confieras
más atención que al polvo de las eras,
al tren fugaz, o al canto de los grillos.
Los Angeles, 10 de agosto de 2009
2166 - Efímero el recuerdo
En desintegración cada vivencia
que tiempo atrás la intimidad gestara,
el presente es el arma que dispara
al corazón de ayer en somnolencia.
Triste caducidad, sin advertencia;
proceso disolvente que separa
los elementos que el amor soldara,
y dispersa en razón de negligencia.
El acervo de fe, de aprendizaje,
de experiencias, que forma el andamiaje
desde el que estructuramos nuestra vida,
se va transfigurando lentamente
en un pasado enfermo, que el presente
castra, consume, y al final olvida.
Los Angeles, 11 de agosto de 2009
2167 - Ánforas vacías
Devoré tus palabras, tan genuinas
como la rosa que en el huerto brota;
pero hoy cansan, me saben a derrota,
tu voz amordazada entre cortinas.
Ya no miras de frente, recriminas;
llevas prisa y altura de gaviota,
desvinculada, ambigua, tan remota
que ya no logras observar, marginas.
Has olvidado la canción del tacto,
su armonía callada, el hondo impacto
de reciprocidad de piel a piel.
¿Qué conservamos de los viejos días?
Sombras, siluetas, ánforas vacías,
y una esperanza de aire o de papel.
Los Angeles, 11 de agosto de 2009
2168 - Cazador y presa
Llegas con el más amplio acercamiento
que mi querencia ambicionar pudiera;
no te esperaba, aunque sin duda espera
quien se abrasa de sed, quien vive hambriento.
Sin agua he perdurado, sin sustento,
infructuosa caza de mi fiera
que aunque sabe hostigar, no se apodera
de la gacela, intento tras intento.
Y llegas tú, magnificente presa,
que alterando estrategias, se confiesa,
contra todo presagio, cazadora.
Ni arco ni flechas, a desnudo abrazo;
me somete invisible tu zarpazo,
tu piel me quema, tu alma me devora.
Los Angeles, 11 de agosto de 2009
2169 - Nombres
El nombre que otorgara a cada lecho
que se me abrió, se borra y enmudece,
eco remoto, emblema que adolece
de significación, tierra en barbecho.
Mas ni añorante quedo ni maltrecho;
cada cosa a su tiempo; si amanece,
me embriaga el nuevo día, y me enardece
la noche con sus ojos al acecho.
Hoy eres tú quien sobre mí derrama
voraz efervescencia, y esta cama
en bronce llevará tu nombre impreso,
que no lo borre el tiempo ni lo acalle.
Voz ha de ser que en mi interior estalle,
temblor que me estremezca cada hueso.
Los Angeles, 12 de agosto de 2009