Breverías
2316
Me preguntó quién eres el olvido;
le respondí que un sueño, casi nada.
Inquirió si era sueño de dormido,
o sueño que se alberga en la mirada.
No supe contestar si lo he perdido,
o si tal vez jamás le abrí la entrada.
No sé si te soñé sin pretenderlo
o en realidad. Y no quiero saberlo.
2317
Se me acercan fantasmas, trajeados
de palabras un tiempo proferidas;
de besos aparentemente dados,
de promesas tal vez contravenidas.
Me asedian insistentes, agraviados,
y me hacen responsable de sus vidas.
Quéjense, pues; también yo he sido herido,
y no reclamo a nadie lo perdido.
2318
Joven soy cuya espalda ya se arquea
bajo peso de siglos subsistidos;
y sin embargo, nadie lo ve así.
Para unos, trajinante que acarrea
fardo de pocos años mal vividos;
para otros sólo soy lo que adquirí.
Miro hacia atrás, y hacia mi propia esencia,
y hay mil vidas en mí, que sí es posible
vivir en una edad; y esa es mi herencia,
carga de siglos, pero intransferible.
2319
Quiero escuchar la lluvia en los cristales,
la cólera del viento en las esquinas,
la urgencia de las aguas en el río;
quiero ver las auroras boreales,
reverdecer en marzo las colinas,
madurar las espigas en estío.
Mas ciego y sordo quiero estar, y aislado
de ese mundo exterior, sin ti a mi lado.
2320
Voy a beberte como el agua pura
que el beduino envisiona en el desierto;
voy a brindar en franca desmesura
con ese vino que en tu copa vierto,
mezcla de gentileza, de locura,
de ingenuidad gentil, de tacto experto;
te ofreceré a mi sed que, al fin calmada,
en mil idiomas te hablará callada.
Sonetos
2420 - Viraje
Aunque hoy guarda tu piel la misma trama,
tenías otra sangre, y otra mente;
aquí el alma anegué, doble torrente,
tal como el cuerpo naufragó en tu cama.
Mi sangre ardió en tu sangre, pura llama,
mi razón habitó en tu subsonsciente,
fuimos ambos vidriera transparente,
frutos maduros de la misma rama.
No ha cambiado tu piel, perfil exacto
que aún sabe enardecerse a mi contacto,
que logró sacudirme tantas veces.
El cambio entró en el fondo, que no vibra
como antaño vibró, fibra por fibra,
y ya, sin calidad, no me estremeces.
Los Angeles, 25 de julio de 2010
2421 - Nubes
Me tiendo sobre el césped. Mediodía.
La sombra no me impide ver el cielo,
tan claro, tan azul. Hay un revuelo
lento de nubes en la lejanía.
Y evolucionan. ¿O es mi fantasía
que transforma perfiles? Desmantelo
cada patrón, y esbozo otro modelo,
y otro más, en distante galería.
Se me puebla el espacio de contornos
turbadores, de símbolos, de adornos,
de una gama de objetos dilatada,
que en paulatina marcha van pasando.
No sé si mi razón los va creando,
o tienen vida propia en su jornada.
Los Angeles, 25 de julio de 2010
2422 - Sepultura
No queda nada ya en la sepultura
de cuantos acostamos a su muerte.
Sólo residuo de materia inerte
que abandonó el espíritu, perdura.
Vestigio que fue albergue y atadura
del alma que hospedara, que revierte,
como materia que es, que fue, a la suerte
prescrita a cada efímera estructura.
Al ser humano amamos, no al montaje
de componentes químicos, ropaje
de que uno se desprende al expirar.
¿A qué las flores en la losa fría?
Ya no está allí. Si hay algo todavía,
será en ti mismo, más que tumba, altar.
Los Angeles, 27 de julio de 2010
2423 - Sazonando
Te deslucen las trenzas en el pelo.
Es amarrar el viento, que reclama
su libertad; es atenuar la llama,
o aprisionar el pez en el anzuelo.
No eres niña de mano del abuelo;
has madurado hacia el umbral de dama,
y aun sin haber desorden en tu cama,
en esa dirección ya alzas el vuelo.
Redime la cautiva cabellera,
que al aire ondule en gloria de bandera,
y te miren los hombres insumisa.
Tremolante melena, audaz cerebro,
si en enternecimiento ante el requiebro,
de firme empeño, de intención precisa.
Los Angeles, 27 de julio de 2010
2424 - Hacia ti
Eres de luz, de viento, de rumores,
tan intangible, y bella, y fluctuante;
eres como de aquí, mas tan distante
que no te alcanzo sin que te evapores
Merodeando tus alrededores
gasto mis días, siempre el aspirante,
el obstinado soñador, amante
de fantasmagorías y primores.
Aun golpeando mi testuz el muro
una vez y otra vez, no me aseguro
de que hay planes escritos en fracaso.
Persevero tenaz en el intento
de llegar hasta ti, y un rudimento
de esperanza me impele paso a paso.
Los Angeles, 28 de julio de 2010
2425 - Heridas de hoy
Cubierto voy de sangre y cicatrices,
éstas de ayer, en el presente aquélla.
Me acostumbré a pensar que sólo hay huella
de lo que sucedió; que las raíces
del duelo actual serán fuerzas motrices
en gestación perenne, que no sella
el tiempo en su rodar, luz que destella
en memoria de tiempos más felices.
Creí, y a veces creo todavía,
que las heridas de hoy no son de un día,
que nunca cierran, siempre sangrarán.
Mas tantas veces dije ayer lo mismo,
que opino, por el mismo silogismo,
que mañana las de hoy se cerrarán.
Los Angeles, 28 de julio de 2010
Poemas
Eterno retorno
Te quedaste tan lejos como si no vivieras,
absorbiendo el aroma que a mí te entrelazaba.
Me acostumbré a tu ausencia tras encender hogueras
con los viejos recuerdos. Ni luto ni algazara.
Salvo la vaga idea de que una vez se ha amado,
de un dolor que se vino de repente, y que luego
se fue desvaneciendo, siendo al fin amputado,
como el hilillo de humo que dice adiós al fuego.
Ah, los gatos humanos tenemos siete vidas,
sabemos que la muerte no es meta, sino paso,
que a las noches más negras siguen amanecidas,
y por eso miramos sin alarma el fracaso.
Porque no hay primavera sin anterior invierno,
donde duermen semillas que habrán de florecer.
Alma y materia tienen como un retorno eterno,
por el que en el mañana renacerá el ayer.
Y así, cada episodio doloroso o sombrío,
lleva en sí mismo el germen de gozo o claridad;
al amor que se muere no sucede el vacío
ni es la ilusión perenne, ni la contrariedad.
Siempre habrá nuevas muertes y nuevos nacimientos,
cada rosa fragante será rosa marchita,
a vínculos deshechos, nuevos acoplamientos,
y así va nuestra vida, por escribir y escrita.
Los Angeles, 21 de julio de 2010