Breverías
2386
Me escucho hablando de ella, y por momentos
pienso el mundo sin otros habitantes,
y, en tal contemplación, reconsidero.
La vida es repertorio de portentos
cumpliéndose a diario, que ignorantes
arrojamos al borde del sendero.
Ayer fue ayer, y sólo tengo el día
en que respiro y brego. En él espero
concentrar mi esperanza y energía.
2387
Vuelva el viento que barre los rastrojos
y alza nubes de polvo, que doblega
las verdes crestas de álamo y nogal,
y arrase este perímetro de enojos
erguido en torno nuestro, que nos niega
la visión ulterior, más racional.
2388
Se me arquea la espalda
bajo este cargamento
de esperanzas, deseos y visiones
que instiga el remolino de tu falda.
Si frente a mí cayera, qué momento
de aligerar tal peso mis opciones.
2389
Arda este mundo, del que contundente
tu erótica emboscada me ha hecho parte;
me has encendido, sobre ti yacente;
incéndiese la vida, y luego el arte.
Y tal vez los poetas, los pintores,
más hijos de Afrodita que de Marte,
en viva llama expresen sus amores.
2390
He perdido un pedazo de mi vida,
que tal vez, huérfano, en la calle emprenda
rastreo de otro padre o mejor suerte.
Era un retrato de mujer, tendida,
en actitud de voluptuosa ofrenda,
a la pálida luz que el fuego vierte.
Si algún tiempo su pérdida he llorado,
ya no lo quiero en mi pared colgado.
Sonetos
2509 - Al fin en ruinas
Amor sin cultivar se debilita,
olmo sediento en sequedad desierta,
virgen que no abre a trovador la puerta,
rosa que descuidada se marchita.
La vi partir, como a cualquier visita
que aunque se va, regresa. Mas su oferta,
prescrita ya, sólo era letra muerta,
vieja canción que en su interior dormita.
Vibrante y honda en mí fue resonando,
juzgándola inmortal, aun hasta cuando
la mente vio su ausencia irrevocable.
Pero el altar que el alma levantara
cuarteándose fue, y hoy se declara
desoladora ruina, si entrañable.
Los Angeles, 21 de noviembre de 2010
2510 - Quiero
Quiero una blanca mano a la alborada
plegándome las alas de la mente,
por no sobrevolar cada vertiente
del tiempo, ni su doble encrucijada.
Mañana, ayer y hoy en retirada,
sin memoria, proyectos, ni presente
que añorar, concebir o que atormente
por cada plan, revés o mascarada.
O llegue súbito tropel de halcones
sobre el nido amparando mis visiones
y erradique de cuajo su memoria.
Quiero flotar sobre la nube oscura
del olvido total, sin amargura,
sin sabor de fracaso o de victoria.
Los Angeles, 22 de noviembre de 2010
2511 - Mirando atrás
Todo cuanto he vivido me rodea
en ruin clamor o jubilosa danza,
de un lado con intento de venganza,
del otro a fe de excepcional tarea.
En mi alma de amador repiquetea
la campana del triunfo, y se afianza
hiriente contra mí a punta de lanza
mi ineptitud de actividad o idea.
Adherido al pasado, aunque emergente
en cada espuma o hierro del presente,
voy azuzado por dolor y gozo.
Ah, los momentos grises del fracaso,
envenenando el vino que en mi ocaso
brindis debiera ser de amplio alborozo.
Los Angeles, 22 de noviembre de 2010
2512 - Soñador
Soñador de contrato a largo plazo,
que sobre nube de alborozo flota,
amé en la vecindad de la derrota,
en la víspera negra del hachazo.
Hueco y sangrante al deshacerse el lazo,
desorientado y con el alma rota,
me lamí los ultrajes, gota a gota,
y volví a andar con el amor del brazo.
Jamás me disuadió roca ni abismo,
ni detuvo mi paso el alarmismo
a que conducen múltiples caídas.
Era yo soñador de sueños de oro,
con el arranque y terquedad del toro
que arremete a pesar de las heridas.
Los Angeles, 23 de noviembre de 2010
2513 - Vitalidad
Reciedumbre de roble la que un día
se aposentó en la gleba de mi mente,
me penetró hasta el fondo, y contundente
me contagió y satura todavía.
Ni tiemblo ya, ni me alzo en rebeldía,
pero mantengo en pie, firme y candente,
la convicción de ser mar y rompiente,
resistencia frontal, pura energía.
Mis ideas son mármol de Carrara
que voy labrando, como si tallara
golpe a golpe las formas de una diosa.
Pueden no ser las más significantes,
pero son mías, vivas, palpitantes,
gritando desde un alma silenciosa.
Los Angeles, 24 de noviembre de 2010
2514 - Llámeme el tedio
Llámeme el tedio; que su lengua acceda,
silenciosa, al recodo más oscuro,
donde se muere el tiempo, sin futuro,
donde el recuerdo es pálida humareda.
Sorpréndame desnudo en la vereda
por donde sin destino me aventuro,
y al percibir mi espíritu inseguro
a mi inmediata posesión proceda.
Cansado estoy de improvisar recursos,
trenzar poemas, pronunciar discursos
que nadie advierte, o si lo ve, lo ignora.
Venga la paz opaca de los muertos,
esa inmovilidad que a los despiertos
al mundo de las sombras incorpora.
Los Angeles, 24 de noviembre de 2010
2515 - La vida era una fiesta
La vida era una fiesta. Se movía
con el vértigo azul de la marea,
como hembra sin rubor, que balancea
las caderas desnudas. Sonreía,
ceñida de guirnaldas de alegría,
por no existir mañana. Cada idea
era mano invisible que rastrea
la piel del alma, y era rebeldía.
Oh, la celebración de cada instante
como si otro no hubiera, caminante
sin raíz ni destino, sólo allí.
La pregunta era muda, la respuesta
era sobreentendida, y en la fiesta
sólo una nota musical: El sí.
Los Angeles, 24 de noviembre de 2010
2516 - Mi reino
Alguien pretende entrar en la guarida
de este león que apenas se despierta,
sin advertir que si es trivial la oferta,
le será denegada la acogida.
Ni rey ni fuerte soy, pero mi vida
es mi reino exclusivo, cuya puerta,
si atrae a muchos, sólo estará abierta
a quien se lo merezca o yo decida.
Rujan otros leones al gentío,
sacudan su melena en desafío,
apresuren sus garras al zarpazo.
Yo gobierno en bondad, mas exigente.
Y algún día, sin prisa, o de repente,
ha de entrar alguien, sin hallar rechazo.
Los Angeles, 25 de noviembre de 2010