Breverías
2451
Consciente o no, la víctima te invita
a la persecución y la captura,
tensión de acero en tu musculatura,
pantera negra, entrando de visita.
Indecisa, tal vez, está la presa;
salta, desgarra blandamente, y besa.
2452
Ni se nace una vez, ni una se muere;
nacemos, y morimos, y volvemos
a emerger, y a expirar; y nos mecemos
en péndulo de hosanna a miserere.
Nuestra vida es un ciclo de elecciones,
y ninguna será definitiva;
una serie incesante, alternativa
de extrañas muertes y resurrecciones.
2453
Si a punto de tropiezo, te detengo;
si ya caído, a tu rescate vengo;
a tu vera, si en trance de morir.
Eres, como yo soy, un ser humano;
tanto nos une que te llamo hermano,
pues me afecta tu gozo y tu sufrir.
2454
Ser feliz es besar cada mañana
la posibilidad de la derrota;
percibir el doblar de la campana
que suena a defunción, aunque remota;
y abrir, en ese punto, la ventana
y beber el paisaje gota a gota,
conscientes siempre de que nuestra vida
no es más que el punto que a vivir convida.
2455
Entre mis versos aplastada espero
que a ti misma te veas,
aunque tan leves al nacer han sido.
Tu hastío los tornó en barras de acero,
rígidas, frías, lúgubres ideas,
sin estremecimiento, sin sentido.
No significan para nadie nada,
tierra estéril, aldea saqueada.
Sonetos
2598 - Entre visillos
Entre visillos, sola en la ventana,
joven y viuda, en ansiedad de amores;
te asfixia el luto, sueñas en colores,
y tu piel de libido se engalana.
Cruzan frente al portal cada mañana
gentes de varia edad, a sus labores.
Mides el paso, escuchas los rumores,
sorbes el vaho que cada uno emana.
¿Por quién opta tu hambrienta fantasía?
¿Por el doncel que apenas desafía
tu equívoca mirada, o el maduro,
referencia de erótica destreza?
Mujer, hay más lujuria en la cabeza
que en el arpón sexual. Te lo aseguro.
Los Angeles, 20 de marzo de 2011
2599 - Mi poema
¿Hacia quién corta el aire mi poema,
iniciando su tímido aleteo?
¿Habrá un lector anónimo en rastreo
de semejante construcción y tema?
¿Mereceré, de hallarlo, la diadema
del laurel mitológico de Orfeo?
¿O quedará en vulgar campanilleo,
fuego pintado que ni es luz ni quema?
Es mi arte de papel, es la escultura
de mi desolación, de mi ventura,
de lo que soy, quisiera ser, o fui.
Es el hijo engendrado, y elegido
para llevar mi espíritu, vestido
de las mejores galas que aprendí.
Los Angeles, 20 de marzo de 2011
2600 - Reincidente
No sé cuánto de mi alma permanece,
ni si agoniza o ya murió el sobrante.
La fui entregando cuando, trashumante,
iba de cuerpo en cuerpo. Me enfurece,
o tal vez solamente me entristece,
mi esplendidez e ingenuidad de amante,
transvasándome intacto, instante a instante,
a quien, por lo que vi, no lo merece.
Y al quebrarse el cristal de cada sueño,
se me restituyó sólo un pequeño
fragmento dolorido, ensangrentado,
que se regeneraba lentamente,
hasta volver, ingenuo reincidente,
por el mismo sendero antes andado.
Los Angeles, 21 de marzo de 2011
2601 - Mágica escalera
Asciendo por tu mágica escalera,
de los pies a la almena de la frente;
cada peldaño exige, intransigente,
ser mi último destino. No tolera
mi camino de paso, y desespera
viendo mi planta alzarse hacia el siguiente.
Mas tú eres todos, y si yo, impaciente,
de uno a otro voy, es por tenerte entera.
Sigo escalando, pero sin premura,
dando a cada volumen y angostura
toda la entrega de que soy capaz.
Quisiera en algún punto eternizarme,
pero no; mi objetivo es entregarme
a todos ellos por igual: Voraz.
Los Angeles, 23 de marzo de 2011
2602 - Democracia
Voy con la rabia al hombro. Me atormenta
la cloaca política, que alía
a la incapacidad la hipocresía,
ignorando la voz que representa.
El dictador, en brusquedad sangrienta,
es fiel a sus principios, desafía
leyes que no dictó, y es su armería
fuente de sus poderes, su herramienta.
Ah, pero la llamada democracia
es, más que institución, aristocracia
de tiempo atrás, sin clase ni blasón.
Es el país tropel de galeones,
y el Congreso cuadrilla de ladrones
pirateando el mar de la nación.
Los Angeles, 23 de marzo de 2011
2603 - Ven y háblame, mujer
El hombre es lanza a punto de batalla,
acomete o se rinde, elude o reta;
lo llame la campana o la trompeta,
tumba o laurel, es proyectil que estalla.
Me desgarra el silencio. No el que calla
cuando no quiero hablar, sino el que agrieta
mi coloquio de amante o de poeta
cuando el alma derrumba su muralla.
Tal silencio es soldado en estampida
que enfrentado a ciudad desprotegida
malgasta la ocasión de la victoria.
Ven y háblame, mujer, que tengo abiertos
alma y cuerpo a tu acecho, y mis desiertos
esperan fecundarse de tu euforia.
Los Angeles, 24 de marzo de 2011
2604 - El tiempo arrasa
Se me disuelve el tiempo. Entro en la mente
accediendo a mis íntimos archivos,
legajos empolvados, inactivos,
tiempo atrás de reflejo iridiscente.
Solían palpitar, y de repente
abrirse ante mis ojos, explosivos,
con el vigor de los sucesos vivos,
hoy ya debilitado, si no ausente.
El tiempo arrasa, encubre o evapora.
Cada acontecimiento tiene su hora,
sueño, existencia, lejanía, olvido.
Desolador y terminal proceso.
Tal vez un rostro, una palabra, un beso,
querremos recordarlo, y habrá huido.
Los Angeles, 24 de marzo de 2011
2605 - Frente al mar
Sigo embriagándome de barandillas
colgadas sobre el mar, del oleaje
descargando en la playa su bagaje
de verdiazules sueños, de barquillas
trazando a pinceladas de sus quillas
blancas estelas. Todo en el lenguaje
multicolor de ese otoñal paisaje
que alcanzan a entender almas sencillas.
Siempre me ha hablado el mar; susurra o canta
como quien lleva oculto en la garganta
trino de colibrí, rumor de brisa.
Este mar optimista, enamorado,
que insiste, insiste, y al llegar, cansado,
nos derrama en la arena una sonrisa.
Los Angeles, 25 de marzo de 2011