Poemas de amor, de soledad, de esperanza de
Francisco Álvarez Hidalgo
Mujer de noche

Índice

Sonetos:
Sin descarrío Sombras de ayer Mujer a punto de dormir Mujer dormida Mujer a punto de despertar Mujer despierta Mujer sonámbula
Poemas:
Temprana edad
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Breverías

2526
Se me apagan los años, y sin embargo, se me enciende el mundo. Voy de menos a más. Los desengaños más nervudo me han hecho, y más fecundo. Ya no mido mi tiempo en erecciones, ni en nombres añadidos a una lista. Hoy son más y mejores mis opciones, hombre de población, más que turista.

2527
Frente a mis labios se me abrió tu boca, y yo, ciervo gentil, por un momento vi colmillos y fauces de pantera. Me dejé devorar. Aún hoy evoca mi mente tu voraz atrevimiento, y el pulso de mis venas se acelera.

2528
Tú, mi poema inédito, que sigo puliendo día a día, y alargando, desconociendo cómo, dónde o cuándo verá la luz; pero a su luz me obligo.

2529
Me has congelado en ti. Qué largo invierno vuelve a agostar mis rosas, contrae mis días, vuelve silenciosas mis noches, y abre mi aguacero interno. ¿Esperaré al deshielo en primavera, a través de este tiempo álgido y gris? ¿O deberé emigrar a otro país de clima más afín a mi manera?

2530
Mueren los días, y los voy pisando en mi errático andar, hojas marchitas. Gozaron de color, vida, y visitas de brisa leve en abandono blando. No hay desprecio en mi acción, quizá añoranza, de las cosas perdidas. Llevamos un caudal de despedidas, pero la vida avanza.

Sonetos

2694 - Sin descarrío
Sigo siéndote fiel, sin descarrío. Ni lo juzgas posible, ni te importa, en tus nuevos montajes tan absorta que la memoria clama en el vacío. Desdeño el incesante griterío de fáciles ofertas; ¿qué me aporta cada una de sus galas?; ¿quién soporta la producción en serie del hastío? Aunque no escuchas, te hablo en tal manera porque estoy encendiéndome una hoguera con cada gozo y pena que me agita. Que te alcance mi voz no es relevante. Yo sigo siendo el caballero andante que, entregado al amor, no solicita.
Los Angeles, 12 de agosto de 2011
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2695 - Sombras de ayer
Por la pared desliza su silueta cada sombra de ayer, glacial visita, ni asentida ni ansiada, en esta cita en que mi piel sus magias interpreta. Aunque tú no las ves, mi alma se inquieta por tal infiltración, raza maldita que imaginaba muerta, y resucita, vertiendo su rencor en cada grieta. Las voy reconociendo una por una. Fueron algo en su tiempo, y hubo alguna que redujo mi espíritu a pavesas. Mas pasaron al mundo del subsuelo. Y hoy eres tú, temblor y terciopelo, quien fulmina el pasado cuando besas.
Los Angeles, 15 de agosto de 2011
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2696 - Mujer a punto de dormir
Te alcanza ya la pleamar del sueño con su denso oleaje de fatiga, y el peso de los párpados te obliga a desertar el ámbito hogareño. Aún se abrazan las llamas sobre el leño en el hogar; se escucha la cantiga medieval del juglar para su amiga; a medias aún tu copa; y yo en mi empeño de alargar el idilio de esta noche. Mis palabras, mujer, no son reproche, pues al acariciarte me seduces. A punto de dormirte. Yo te velo. Si perdida en las brumas de tu cielo, vendrás a mí con las primeras luces.
Los Angeles, 15 de agosto de 2011
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2697 - Mujer dormida
Tan gentil en el sueño, tan serena, tal que Afrodita en mármol esculpida, Bella Durmiente inmóvil, contenida en urna de aire, a sobresalto ajena. La vida en torno a ti se desmelena en su ritmo frenético aturdida, y tú en perfecta placidez dormida, piel de azahar, dulzura de colmena. Te observo, con temor a despertarte. Si llegaran mis manos a tocarte, tu Edén presente se evaporaría. Camino de puntillas, fascinado por tu calma belleza, y limitado a tan sutil, truncada compañía.
Los Angeles, 16 de agosto de 2011
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2698 - Mujer a punto de despertar
Tenuemente la aurora en los cristales con sus dedos de luz tamborilea. Resucitan los ruidos en la aldea, y alzan el vuelo alondras y zorzales. Sobre el lecho, comienzan los rituales de tu apacible despertar. La idea de amanecer no es clara; titubea entre ser y no ser; no está en pañales, pero se acerca ya el alumbramiento. Inunda tu sonrisa el aposento, se distienden tus miembros, desenredas poco a poco la urdimbre de la mente. Me ves sentado al lado, y de repente saltan tus brazos y en los míos quedas.
Los Angeles, 16 de agosto de 2011
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2699 - Mujer despierta
Esta noche no hay noche, se cancela la oscuridad, el sueño se revoca, y abolido el cansancio, se convoca nuevo vigor, sin norma ni cautela. Es tu noche, mujer, y se te anhela, y es también mi momento. Se revoca todo código o norma que trastoca nuestra sensualidad, que se rebela. No dormirás. Tendida sobre el lecho, tendrás, tendré, tendremos el derecho de dar, de recibir, cuanto es factible. Lúcida noche, donde el sólo sueño será el que cumples, el que desempeño, cada uno mutuamente transferible.
Los Angeles, 16 de agosto de 2011
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2700 - Mujer sonámbula
Tan libre, sin saberlo. No te adhieres a fórmulas o normas obsoletas; abandonas el lecho y no te inquietas, pues en la noche emergen tus poderes. ¿De dónde nacen? ¿Cómo los adquieres? Casi flotando vas entre macetas, sin tronchar los geranios, las violetas, como quien se encamina a sus quehaceres. Sin vértigo recorres la cornisa, tal que amasada de rumor y brisa, si frágil golondrina , tan segura. Tus discretas, minúsculas pisadas, no dejan huella, son tan delicadas como si fuera el alma tu envoltura.
Los Angeles, 17 de agosto de 2011

Poemas

Temprana edad
¿Quién habrá cosechado los besos precavidos, que en los tímidos años no logramos captar? ¿Y quién habrá otorgado los que por retraídos, aun a puertas abiertas, no acertamos a dar? ¿Dónde estarán aquellas abordables mocitas, pudor en los modales, arrebato en la piel? ¿Y las más sazonadas, de furias exquisitas, alternando atributos de jinete y corcel? Tantas se malograron, arena entre los dedos, por no saber entonces cuanto sabemos ahora. Y tal vez nos recuerdan, más que por nuestros miedos, por sus primeras dudas, que cada cual deplora. Hoy hemos aprendido que aquello era un proceso natural en la vida, de capacitación. Pero a veces soñamos el mágico regreso para ultimar detalles y completar la acción. Ay, cuántas cosas bellas quedan inacabadas por torpeza o reparo, temor o ingenuidad. Y hasta en la edad madura vuelven nuestras pisadas por los viejos caminos de la inseguridad.
Los Angeles, 11 de agosto de 2011
Diseño: Carmen Álvarez
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