Breverías
2546
Suma los años desde que has nacido,
descuenta los momentos que has amado,
(mujer, idea, aun sin haber triunfado)
y entenderás el tiempo que has perdido.
2547
El dolor, gran maestro de la vida;
el olvido, la muerte sin morirse;
el despego, zaguán de la partida;
y el amor, que no puede definirse.
2548
Cuanto más me desangro en mis escritos,
vertiéndome a mí mismo en cada frase,
más entrañablemente me renuevo.
Me despojo de técnicas y ritos,
y surge un yo más puro del trasvase,
que se da a conocer, un hombre nuevo.
2549
Llevo en mí caudalosas multitudes
que no sé si son hijas de la mente,
o caciques de temple intransigente
que intentan apagar mis inquietudes.
Debo eludir sus peroratas huecas,
y seguir la voz leve que musita,
más bien que al vulgo que desbarra y grita,
y no alcanza a ofrecer sino hojas secas.
2550
Poesía es aquello que se vive,
que se intentó vivir y no se pudo,
que se querrá esculpir mármol desnudo,
aunque sólo en arcilla se cautive.
Cuanto soñamos, pero no vivimos,
y cuanto no acertamos a soñar,
lo que nos deja exhaustos de llorar,
lo que pudimos ser, pero no fuimos.
Sonetos
2722 - Diadema
La percibía en verso, y le escribía
monólogos de amante adolescente,
relegando mi edad a un accidente
de inconsecuencia que ni yo creía.
Siendo el contexto luces y armonía,
no hay razón aceptable o convincente
para el temor, ya expreso, ya latente;
¿quién en belleza y ritmo no confía?
En su fascinación, cada poema
tiene el don de ceñir una diadema
sobre las sienes del sujeto amado,
que éste a veces no entiende o no detecta.
Mas no importa. La acción que se proyecta
reafirmará la fe al enamorado.
Los Angeles, 22 de septiembre de 2011
2723 - Caretas
Eres ciudad de innumerables calles
que el gozo explora, y el fervor pasea.
Tantas fachadas que la cal blanquea,
y tanta sombra que quizá batalles.
Por más que encubras alma, o te amuralles
tras cerrojo y persiana, burbujea
cierta ansia en tu interior que te espolea
a desenmascarar ciertos detalles.
Te ofreces, no te das, coquetería
que colma, al mismo tiempo que vacía,
los recodos más hondos de tu entraña.
Por tus ramblas y arterias pasan gentes
con máscaras de amantes elocuentes,
a quienes tu disfraz también engaña.
Los Angeles, 23 de septiembre de 2011
2724 - Transición
Esta noche se ha muerto, y tú con ella.
Duermo profundamente, no te sueño,
que equivale a pensar que no soy dueño
de la heredad que fuiste; sólo huella.
Ya no hay desolación, ni hay ya querella;
cuanto fue, sucedió; no lo desdeño.
El destino ha trazado otro diseño,
y en lo alto parpadea nueva estrella.
Se suele maldecir cada ruptura,
mas yo no la reniego. La amargura
no recompone agravio ni destrozo.
Miro hacia atrás con algo de añoranza,
por el tiempo dorado, mas no alcanza
su brillo a deslustrar el nuevo gozo.
Los Angeles, 23 de septiembre de 2011
2725 - Asómate
Asómate al brocal de esta mirada
que tanto vio, que tanto certifica,
y adéntrate en su archivo, que predica
con silenciosa voz su hora dorada.
La historia podrá ser tergiversada,
o adormecida, mas al fin salpica
con su oculta verdad a quien abdica
de cuanto sucedió sobre la almohada.
Si has olvidado, mírame a los ojos.
Ni candados he puesto, ni cerrojos
a las vivencias que alcancé contigo.
Todo, tras el cristal de la retina,
perdura como fue, y se arremolina
cuando te ve pasar frente al postigo.
Los Angeles, 24 de septiembre de 2011
2726 - ¿Te vendrías conmigo?
¿Te vendrías conmigo? Desde lejos
engendra el corazón tantas promesas,
aborda la razón tantas empresas,
que tan sólo nos llegan sus bosquejos.
La realidad se pierde en los espejos,
no logra alzar el vuelo. Cuanto expresas
con tanto fuego, quedará en pavesas.
Y ellas, sí, volarán, meros reflejos.
No dudo de la fe, del arrebato,
mas no son toda tú, sino un sustrato
entre objetividad y desvarío.
Es tan bello soñar. Y bien, soñemos.
Nuestra es la barca, nuestros son los remos,
no hay meta a que llegar. Y el mar es mío.
Los Angeles, 25 de septiembre de 2011
2727 - De noche
Se va apagando la ciudad. El ruido
yace desharrapado en las aceras.
Agoniza la luz. Las cristaleras
bajaron ya sus párpados, y erguido
sobre el paisaje vertical dormido,
tiende sus negras alas agoreras
el titán de la noche, y plañideras
las ninfas de la tarde se han vestido.
Nuestra prerrogativa es el desnudo,
amantes prestos a engarzar el nudo
en ésta, la más apta de las horas.
Acércate, mujer. La única vida
late en este recinto, y nos convida
a secuencias de amor arrobadoras.
Los Angeles, 25 de septiembre de 2011
2728 - A mi nivel
Detesto pedestales e incensarios,
prerrogativas de héroes y deidades.
Te quiero a mi nivel, sin salvedades,
forastera a Tabores y Calvarios;
en mera humanidad, ambos plenarios
de nuestras propias autenticidades,
y ajenos a banales dignidades
que tornan semejantes en contrarios.
La regla incontestable de oro estriba
en jamás dirigirnos hacia arriba
para buscar al otro, ni hacia abajo.
A mi nivel, radiante o gris, te quiero,
e idéntica postura de ti espero,
ya en amor, en holganza o en trabajo.
Los Angeles, 26 de septiembre de 2011
2729 - En la huella
Nunca el camino sabe quién lo pisa,
ni quién busca su sombra el olmo advierte.
Cada huella en la gleba se convierte
en expresión anónima, imprecisa.
Yo he transitado sendas, ya de prisa,
fugitivo de un ciclo a vida o muerte,
ya a paso lento, como quien convierte
días en años, en tenaz pesquisa.
De aquéllas, poco memorable queda,
muslos de par en par, manos de seda,
hambre de fuego, o tímido tabú.
De las otras, improntas emotivas,
palabras de oro, nuevas perspectivas…;
mas de nombre en la huella, sólo tú.
Los Angeles, 27 de septiembre de 2011