Breverías
2671
Te olvidaría un día si lograra
dejar de balbucir tu nombre en medio
de mis sueños nocturnos, o templara
mis impulsos de amante sin remedio.
Mas no sé hacerlo, y esa es mi condena,
vivir sin ti, pero también contigo,
aherrojado a la ilógica cadena
que aún me une a ti, mas sólo como amigo.
2672
Baila, mujer; y airosa balancea
caderas, hombros, cabellera y brazos
en torno de este amante que se inflama.
El instinto que incitas clamorea
por romper las amarras, y a zarpazos,
si bien gentiles, deshará tu cama.
2673
¿Dónde estarás, la del primer contacto?
¿Por qué mundos de olvido me has perdido?
Visito tantas veces aquel acto
de doble ingenuidad, medio prohibido,
sin técnica, ni súplica, ni pacto,
primera campanada del sentido.
Vuelvo la vista atrás, y es mi sonrisa
fresco y suave aleteo de la brisa.
2674
Tanta prisa contigo, yo que intento
prolongar cada instante luminoso.
¿Cómo puedo hacer todo cuanto siento
con el tiempo a compás vertiginoso?
Apenas llego a ti, y el reloj vuela,
dardo ligero, potro desbocado.
Ay, que apenas mi instinto se rebela,
y ya debo partir de tu costado.
2675
Sigo en el anaquel de tu memoria,
trofeo inútil, libro no leído,
con tanto de que hablar.
Viva voz, relatando vieja historia
que, si no muerta ya, se te ha dormido,
y ya no te interesa despertar.
Sonetos
2922 - Libro en blanco
En transparencia anduve, mi lenguaje
revestido de luz, sin asechanza;
oscilando entre espera y esperanza,
mensajero era yo, también mensaje.
Era ella adorno, embozo, maquillaje,
que la mirada a traspasar no alcanza.
Y se fue. Y aquí estoy, en añoranza
de utópico vergel tras el ramaje.
Camelias, rosas, nardos y claveles
fueron revelación de los pinceles
de alucinada mente, soñadora.
Libro en blanco tras mágica portada,
que yo escribí a mi gusto; y al fin, nada,
fragancia que en el aire se evapora.
Los Angeles, 8 de marzo de 2012
2923 - No me doblego
Me juzgo a veces derrotado, ciego,
y no acierto a decir si mi objetivo
desborda mi aptitud, siendo excesivo,
o si en torno de mí circunnavego.
Mas no ceso en mi afán, ni me doblego;
para llegar a mí y sentirme vivo,
preciso de un espíritu agresivo,
mente elevada y corazón en fuego.
Quien no intenta ascender, no se desploma;
quien no se pone en pie, no llega a Roma;
hay que irrumpir, de golpe o paso a paso.
La derrota me incita y fortalece;
venceré alguna vez; no prevalece
quien se acurruca al borde del fracaso.
Los Angeles, 8 de marzo de 2012
2924 - Sin montaje
La desnudez, revelador idioma
que nada oculta en su primer mensaje,
espontáneo y completo, sin montaje
de artificio o ficción. Prístino aroma
que la rosa exhaló, no de redoma
fusionando en espurio mestizaje
variedad de elementos. No hay lenguaje
capaz, como él, de síntesis y axioma.
Desnúdate, mujer, que yo, desnudo,
dialogaré contigo y, aunque mudo,
comprenderás cuanto decirte quiero.
Sin especulación ni adivinanzas.
Cuanto escuchas al ver, es lo que alcanzas;
no sé hablar más frontal ni más sincero.
Los Angeles, 9 de marzo de 2012
2925 - Bajo el árbol
La hierba es refrescante, y más espesa,
a la sombra bucólica del tilo,
y en este día tórrido, tranquilo,
el recuerdo de tu éxodo regresa.
Ah, la imagen de ti, que nunca cesa
de volver, disiparse, y en sigilo
reaparecer. Si a veces me adormilo,
se disfraza de ráfaga y me besa.
Me despierto al momento, sonriente,
y al ver que sigues, como siempre, ausente,
la perfección del día se erosiona.
Sobre la hierba, bajo el árbol, sigo,
donde otro tiempo reposé contigo,
y esa estampa lejana me aprisiona.
Los Angeles, 9 de marzo de 2012
2926 - Quieres venir (I)
Del fondo de la nada has irrumpido,
anunciándote a mí, diestra emisaria
de tus propios fervores, solitaria,
y en ansias de lo ajeno y lo prohibido.
Te describes en lecho de marido
negligente o apático, en diaria
deserción o conducta rutinaria,
añorando embestidas y bramido.
Tu sed vital te seca la garganta,
la urgencia de la carne se agiganta,
y no cumple sus fines la autoayuda.
Quieres venir, y ¿cómo rechazarte?
Ven, y estudiemos sobre el lecho el arte
de estremecer a una mujer desnuda.
Los Angeles, 10 de marzo de 2012
2927 - Quieres venir (II)
Más diestra es la palabra que la mano;
no la excluye, sagaz la complementa.
La palabra es andamio y herramienta
para amante en funciones de artesano.
Y artesano soy yo, que en ti me afano,
menestral del amor, cuya alma hambrienta,
frente a tantos proyectos, se impacienta,
cada uno de ellos, si crucial, lejano.
Se amplifica el deseo en la distancia,
mas también agoniza, su fragancia
disuelta al viento, en muerte prematura.
Abre a mi voz la cuenca de tu oído,
y otorga a la espiral de mi sentido
acordonarse en torno a tu cintura.
Los Angeles, 11 de marzo de 2012
2928 - Quieres venir (III)
Vendrás con un temblor en las rodillas,
y te hablaré en susurro, en inferencia,
en erupción, mas siempre en transparencia,
tal vez enrojeciendo tus mejillas.
Sonreirás al punto; en mis orillas
la diablura acompaña a la inocencia,
agua y fuego, jamás indiferencia,
suavidad y fricción, quizá cosquillas.
Y al breve margen del primer minuto,
lo ambiguo, lo informal, lo disoluto,
nuestro propio solaz habrán de ser.
Vendrás, fervor que instiga y estremece,
y un hombre encontrarás que audaz te ofrece
los hondos subterráneos del placer.
Los Angeles, 11 de marzo de 2012
2929 - Quieres venir (IV)
Me has dado fecha ya, y es tu venida
víspera de verdad. Tanto retraso
teñía el episodio de fracaso,
fiera ansiedad, apenas contenida.
Llegarás, torrencial, toda encendida,
y arropándote en sábanas de raso,
te embriagarás de mí, lúbrico vaso,
brindis de amante junto a mí tendida.
Y alborotada dejarás mi trama
de ideas y sentidos, que en la cama
sólo saben dormir sin tu presencia.
Es muy lento, tan lento el calendario,
que más bien que aliado es adversario,
y lo deshojaría mi impaciencia.
Los Angeles, 12 de marzo de 2012