Poemas de amor, de soledad, de esperanza de
Francisco Álvarez Hidalgo
Meditaciones

Índice

Poemas:
No me digas mañana Deseos Envejecer Belleza Cuerpo y alma Muerte Fe Evolución
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Breverías

2776
Tantas palabras tristes escribimos y hablamos… Quizá el amor es triste, mucho más que la gloria que algunos con palabras de nubes le atribuyen. Y tantas veces, tantas, suponemos que amamos, y tantas asociamos el amor con la euforia, y tantas sus hechizos, como las nubes, huyen.

2777
Hablarán mal de ti, y habrá un momento en que maldecirán de conocerte. Niega su voz, desprecia su argumento, porque hablan de su propio descontento, y te ven, en su espejo, esbelta y fuerte..

2778
La sombra de la noche te rodea, y es profunda la fosa en que has caído; no imaginas las luces de la aurora. Pero vendrán, vendrán; siempre alborea. No es eterna la noche, ni el gemido, y resucitarás más soñadora.

2779
Verás la alondra, el manantial, la sierra, escucharás en el pinar el viento, se postrará a tus pies la madre tierra, y por tacto y fragancia irás hambriento. Todo esto en la epidermis se detiene, no cruza su frontera. Lo más bello se obtiene desde el fondo del alma, compañera.

2780
El amor, candoroso o complicado, ya sosiego o vigor, no debilita; mas su ruptura agota, incapacita, dejando el corazón desmoronado.

Poemas

No me digas mañana
“La vida no se pierde al morir. La vida se pierde minuto a minuto” (Stephen Vincent Benét)
No me digas mañana; mañana es sueño azul, simple entelequia, no asequibles, excepto si dormidos. Sólo el momento actual no admite esperas, ni encierra dudas, ni abre interrogantes; es realidad genuina, sin promesas. Si te hablo, si te beso con alma y piel desnudas y despiertas, no necesito más, estás conmigo, llevando entre los dos el mundo a cuestas; queden las utopías del mañana para los indigentes de la ausencia. Lo detentamos todo en el presente, ajenos a propósitos o huellas. Mañana es duda, opacidad, penumbra, hoy es afirmación, luz, transparencia. No quiero pagarés, sino efectivo, que el corazón en deuda, debida o acreída, en estériles súplicas se enreda. Si hoy te corto las rosas para futura entrega, llegarán a tus manos desvaídas, atenuada su efímera belleza. El encanto, la gracia, son patrimonio de hoy, revolotean en torno a nuestra imagen, en instantánea oferta. Si no los atrapamos al momento, quizá vuelvan después, mas su inocencia, fragancia, lozanía, no estarán tan enteras. No permitas que muera este minuto sin exprimir su jugo; en él alienta toda la vida que nos dio el destino, que lo hizo irrepetible. Si muriera, nunca resurgiría de las sombras, naufragando con él todas sus perlas, a otro eventual minuto relegadas, que nunca habrán de renacer idénticas. No me digas mañana; sólo dime ahora mismo, mujer. Tú y yo, tan cerca…
Los Angeles, 12 de agosto de 2012
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Deseos
Debieras explorarme. Al fondo oscuro de mi entraña habitan ciertos monstruos benévolos, erráticos. Son aves de rapiña, trazando extraños círculos de asedio; panteras al acecho, en las orillas de mis insinuantes emociones; reptantes anacondas que se anillan, y en su abrazo adormecen; todas con rostros de accesibles ninfas. No debieras temerlas, no más inspeccionarlas, sin herirlas. Son todas buena gente, aunque hay quien les dedica reniegos, anatemas, y amagos de calderas encendidas. Tienen afán de posesión, de juego, diestras en persuasión, y anatomía. Sumérgete en mi fondo, y reconoce sus idas y venidas, y déjate vencer, si te asediaran, o toma tú, si no, la iniciativa. Su piel de terciopelo sabe de roces, vértigos, delicias que ignora el Kama Sutra; instrúyante en su técnica y carisma. Y déjate llevar, como hoja seca sobre corriente de agua cristalina, y después dale vuelta a tu descenso, nadando río arriba; porque el triunfo absoluto pertenece a quien inercia y frenesí combina. A punto están mis fieras, melosas, agresivas.
Los Angeles, 12 de agosto de 2012
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Envejecer
“Como, a nuestro parescer, cualquiera tiempo pasado fue mejor”. (Jorge Manrique)
No me digas, amigo, que envejeces, que no son ya tus músculos de acero, que las jóvenes pasan sin mirarte y hay cierta inconsistencia en tu cerebro. Eres álamo al borde de la vida, de ese río fluyendo sin detenerse, en permanente canto, que, si bien se repite, es siempre nuevo. Río que no se ocupa de su fuente, ni del lejano mar a cuyo encuentro inevitablemente serpentea; recita su poema en movimiento, y saborea cada gota o sílaba sin plañidos ni miedos. Encaneces, tal vez, y las arrugas se anuncian en el cuerpo. Quizá te aparcas demasiadas veces enfrente del espejo. Pasa de largo, amigo, tú ya sabes quién eres; como el ciego, que se mira a sí mismo, cada día, pero sólo hacia dentro. Los años te mejoran, siempre traen algo nuevo; la clave está en mirarlo desde el alma, y creerlo, creerlo. Eres tanto mejor que eras de veinte, mejor que de cuarenta. Tus recuerdos han sido acicalados por los años, por eso exhiben deslumbrante aspecto. No tienes que exhibir, mas ser tú mismo; más alardea quien detenta menos. Y tú lo tienes todo, has alcanzado la edad en que la vida es el trofeo que se ha ganado a pulso, y adquiere más belleza con el tiempo. Tu divino tesoro está al alcance, y no es la juventud que nos dijeron. Ésta es trivial y frívola, raíz de lo superfluo, y cuanto más hayamos caminado, mejor lo comprendemos. Envejece con gracia, amigo mío, que haber llegado aquí es un privilegio. Vive, sigue viviendo intensamente, que todo está en la punta de tus dedos, a flor de labios, a clamor de ideas, sin fatídicos miedos. Lo mejor de la muerte, nuestra muerte, es que no la veremos.
Los Angeles, 13 de agosto de 2012
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Belleza
La belleza siempre es, y debe serlo, superficial, si ha de tener encanto; patrimonio del ojo, que sólo capta un plano. Vive en la piel, no cala hasta los huesos, y en ella se hace vértigo y remanso. Quien trata de ir más lejos, fantasea, perfilando bosquejos o milagros de acuerdo a sus deseos. La belleza es externa, ya en el nardo, o en la alondra, el arroyo, la montaña, o la puesta de sol en el ocaso. No vamos más allá, no la invadimos, nos detenemos y la contemplamos. Admiro ‘Las Meninas’ de Velázquez, su diseño, color, cuanto hace el cuadro, mas no le doy la vuelta para ver, o admirar, el otro lado. Es lo que es en sí mismo, sin importar la calidad del paño. Hay belleza en el bronce, la hay también en el mármol, ‘Pensador’, de Rodín, ‘Venus de Milo’, vida inmovilizada en cada rasgo, mas no es el material, sino la forma que les dio el escultor, lo que admiramos. Eres hermosa, pero no pretendas que vislumbre tus íntimos estratos, que analice tu vida, que complete el retrato de un alma cuyos propios atributos desconoces tú misma.El ser humano es oscuro y ambiguo, y el juicio de sí propio es inexacto. Trascender a la piel es aventura que a menudo remata en el fracaso. Cien hombres te conocen, mas su conocimiento es limitado a ciertas pinceladas subjetivas, sin coincidir entre ellos. El impacto de tu propia belleza es relativo, siguiendo cada cual su propio canon. Deja, pues, que te admiren por lo que puedan ver en su arrebato.
Los Angeles, 14 de agosto de 2012
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Cuerpo y alma
Mi hermano el cuerpo; su inquilina el alma, inválida en sí misma, en silencioso, servil confinamiento, chispa, tal vez, o vibración, o soplo, incapaz de activar tales factores no siendo en forma de control remoto. Ciega, sin tacto, sordomuda, ajena también a los aromas del contorno. Depende de otros labios, de otras manos, de otros oídos y ojos, para absorber imágenes, sonidos, procesar sensaciones, y en retorno manufactura ideas, sentimientos, se juzga experta en el dolor y el gozo, siendo sus datos de segunda mano, si no falsos, dudosos. ¿Qué fe se nos deriva de tal mentalidad de calabozo, de quien nunca vio el mundo, quien nunca paseó bajo los olmos, ni escuchó el esplendor de primavera, o percibió la mano sobre el hombro? La suya es sólo información prestada, a la que poca certidumbre otorgo. Refino mis sentidos, porque a veces no son quizá fiables, pero es todo lo que nos comunica con nuestro propio entorno. ¿Y el alma, entonces? Diestra fabricante de sueños, de esperanzas, de abandonos; de castillos dorados en las nubes, desmoronados, con frecuencia, en polvo. Dejémosla seguir en sus ardientes fantasías, sus cantos melancólicos.
Los Angeles, 14 de agosto de 2012
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Muerte
Al paso de la muerte el suelo cruje como aplastando adornos de futuro, llegue en alas de trueno o bisbiseo, en levedad de pasos o en tumulto. No importa demasiado si es la propia, importa si el sepulcro grita el nombre que amamos, porque su adiós se nos antoja injusto. Todo camino tiene su llegada, sin embargo, lo absurdo es alargarlo a quien está cansado, e interrumpirlo a quien le sobra impulso. Yo he vivido mi vida, quizá no en plenitud, pero sí a gusto. Aún tengo planes, pero no esenciales, y sigo, y vengo, y voy a mis asuntos. Cuando a mi umbral la Parca se detenga, por haberse apagado mi crepúsculo, no haré protesta alguna por mi suerte, ni embrazaré el escudo. Sobran en tal momento las defensas; que corte ya mi nudo. Pero al pisar la sombra, al otro lado, le gritaré un insulto por cuantos no han vivido suficiente, aun pagando en desgracias su tributo; por su ilógica, ciega incompetencia, careciendo de método más justo; por matar a voleo, y a destiempo, deteniendo el galope a medio curso. Su descarnado rostro, bajo el negro capuz, glacial, adusto, romperá en carcajadas, mas yo seguiré en paz mi nuevo rumbo.
Los Angeles, 14 de agosto de 2012
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Fe
Todos tenemos fe, todos creemos, pues es más fácil que exprimir la mente en busca de argumentos, de motivos, de pruebas que analicen o demuestren. Mueren más por la fe que por la duda; la fe no mata; simplemente, cree. Mata más la ignorancia, que despedaza cuanto no comprende. Fanatismo, venganza, xenofobia son máquinas de muerte. Asesinan en masa los gobiernos, y lo llamamos amor patrio. Mueren multitudes distantes de otras razas, y nuestra ira y protesta no se encienden. Tantos sucumben víctimas del odio, y es noticia que pronto palidece. Los más de entre nosotros, tornadizos, adoptamos la fe que nos conviene, vamos donde nos llevan, hacemos lo que quieren, y nos juzgamos, porque así lo dicen, libres, y por supuesto, inteligentes. Ah, la fe del idiota, impuesta y aceptada. Somos muebles, recibiendo, sin más, a puerta abierta. Se requiere el espíritu rebelde que se oponga, cerrándose. Si se rompen los platos, que se quiebren. No sabría decir quién es más necio, si quien gobierna, o quienes obedecen, quienes predican egos y sofismas, o quienes los toleran, y se duermen. Hora es ya de revuelta, de subversión, y de enseñar los dientes. Mantén la fe, mas no en el ser humano, que no entiende otro fin que sus laureles.
Los Angeles, 15 de agosto de 2012
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Evolución
Ayúdame a cambiar cuando tú cambies, que sólo siendo afines, las dos partes que somos lograrán adherirse. Las cosas permanecen invariables, cambian nuestras ideas, por más firmes que al forjarlas nos hayan parecido; son espuma en las olas, no arrecifes. La vida nos transforma según las circunstancias lo deciden. Ya no amas hoy como hace un mes amabas; pues, aunque el sentimiento se resiste, los sentidos encuadran los objetos de forma diferente, y los percibes, en tamaño, color, tacto, fragancia, y musicalidad, de otros matices. Y readaptas la mente deviniendo otra tú. La nueva urdimbre no es mejor ni peor, mas diferente, y a ella tendré que hacerme compatible. Entenderás tu evolución volviendo a uno de tus poblados de adoquines, de casas medievales, recinto amurallado, campaniles en que aún hacen sus nidos las cigüeñas, y las gentes deshojan vidas simples. Verás entonces cómo fuiste y eres, cómo el tren de los años juveniles fue reduciendo el ritmo de su marcha para ver el paisaje y sus matices de color, de fragancias, de sonidos, y el tambor cedió el paso a los violines. Seguirás transformándote, como todos lo hacemos. No vaciles en aceptar los cambios, y en observar los míos, pero sigue acoplándote a mí, porque ambos somos dúctiles y flexibles.
Los Angeles, 16 de agosto de 2012
Diseño: Carmen Álvarez
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