Breverías
2801
Si al leer mis poemas tu alma advierte
cierta voz susurrando en lo profundo
que es de ti de quien hablan mis escritos,
no es por haber llegado a conocerte;
mas porque en este limitado mundo
cuanto uno siente, lo habla el otro a gritos.
2802
Los demás no te ven con el detalle
y el realismo que debieran verte.
¿Podrías tú, tal vez, reconocerte
de encontrarte a ti mismo por la calle?
2803
Oh, la vida campestre, con su acervo
de sencillez, frugalidad, mesura,
refugio de las almas fatigadas.
¿En verdad? No lo creo, porque observo
tal ansia por volver a la locura
de la ciudad de apremio y mascaradas.
2804
Inventa, escribe, engendra, perfecciona,
y no envejecerás. Tiene la mente
portentosos recursos, que abandona
quien todo lo ambiciona de repente.
La vida es un quehacer a largo plazo,
nada que ver con años ni portentos.
El vértigo, el clamor, el fogonazo,
no son fines, tan sólo nacimientos.
2805
No se descubre el cuerpo que nos ama
al desnudarse por primera vez;
Es preciso explorarlo con frecuencia.
Tiene tanto de pétalo, de llama,
tanto de atrevimiento y timidez,
que sólo con el tiempo se evidencia…
Si no te hubieras ido,
cuánta revelación, cuánta elocuencia
no me hubiera perdido.
Sonetos
3042 - Deseo
No escuches el consejo del asceta,
de reprimir la garra del deseo;
más bien déjalo libre; su ajetreo
estimula el talento del poeta,
y la sed del amante, que interpreta
cada impulso, no ya como aleteo
trivial, mas como fiero martilleo
que robustece el hierro, no lo agrieta.
Porque de hierro somos, no de arcilla,
azagayas enhiestas en la orilla
de un mundo casi nuestro, conquistable.
Y para tal proyecto requerimos
esa fuerza que sólo descubrimos
en un hambre vital irrevocable.
Los Angeles, 5 de octubre de 2012
3043 - Voy a ti de puntillas
Voy a ti de puntillas. Si dormida,
tu sueño acataré, no traigo oferta;
y evitaré inquietarte, si despierta.
No más por verte, yéndome enseguida.
Aún llevo el alma enferma y encendida,
ayer de ti poblada, y hoy desierta.
No tengo que llamar; se abre la puerta
por sí sola; soy gente conocida.
Sus goznes me hablan en gentil chirrido,
más de íntimo saludo que de ruido;
sonrío levemente, y me adelanto.
Te observo en el salón, sonrisa y fuego
sobre no sé qué carta, y me repliego,
a duras penas reprimiendo el llanto.
Los Angeles, 6 de octubre de 2012
3044 - Efímero
Aún recuerdo la luna, tan serena,
mirándote a la cara, iluminada
desde dentro y por fuera. Tu mirada
se me hacía sonrisa, luna llena.
El mar y su rumor. Sobre la arena,
cada huella descalza dibujada
por un paso de amor, queda borrada
por el agua, que irrumpe y desordena.
Me intimidó tan cíclico mensaje.
¿Habrá siempre en amor un oleaje
obliterando cuanto el alma escribe?
Hoy, mirando hacia aquella noche, pienso
que el amor más afable, o más intenso,
toca y se va; o de seguir, prescribe.
Los Angeles, 7 de octubre de 2012
3045 - En el pinar
Era el pinar trivial durante el día,
vocerío de niños en el juego,
de meriendas camperas, y trasiego
de gentes en aprecio o apatía.
Al ocaso cobraban lejanía
fárrago y multitud, brotando luego,
entre la sombra, el plácido sosiego
que convoca al amante a la osadía.
A través del ramaje se filtraban
tenues rayos de luna, que arañaban
la tiniebla con tibia suavidad.
Y allí, sobre la hierba, en la espesura,
dialogamos sin voz, que es la más pura
forma de transmitirse la verdad.
Los Angeles, 7 de octubre de 2012
3046 - Al borde de la almohada
Cada noche, al rondar la somnolencia,
te dejo un beso al borde de la almohada.
Nunca advierto el rumor de tu pisada,
pero sé que has venido, por su ausencia.
Él solo no se va; ni en connivencia
con extraña mujer, ni en solapada,
noctívaga abducción. Sólo tu entrada
parece demostrar su evanescencia.
Al filtrarse la luz de la mañana
en mi alcoba, a través de la persiana,
sé que has estado aquí, y te lo llevaste.
Y la sensual, extática dulzura
que percibo en mis labios, me asegura
que, antes de tu partida, me besaste.
Los Angeles, 7 de octubre de 2012
3047 - Viviendo en el pasado
No sé si seductor o fascinado,
fue una noche de amor, en que se expresa
tanto que no se entiende; y mi promesa
fue no volver los ojos al pasado.
¿Por qué mirar a lo que se ha cerrado,
a cuanto ya no existe, y no regresa?
Besa, mujer, le dije; besa, besa;
atrapa el don que se nos ha otorgado.
El don es un presente, y el presente
es un punto en el tiempo, en el ambiente,
que si no lo exprimimos, se evapora.
Mutuamente aceptamos y ofrecimos;
a la primera luz ambos partimos;
y estoy viviendo en el pasado ahora.
Los Angeles, 7 de octubre de 2012
3048 - Sombras en mi vida
Con el tiempo aprendemos la medida
exacta de las cosas, y en regreso
a su historia privada, golpe o beso,
redescubrimos la ocasión perdida.
Monologo a las sombras de mi vida,
las que fueron ayer de carne y hueso;
aún tengo mucho que decirles, y eso
reaviva cada gozo y cada herida.
Ellas no me responden, mas no importa;
les asigno respuestas, y conforta
mi corazón saber que están de acuerdo.
Cada una de ellas escogió un camino
con meta divergente a mi destino,
pero nadie me roba su recuerdo.
Los Angeles, 8 de octubre de 2012
3049 - Pequeños monstruos
En la alcoba del alma, ¿qué rincones
te asustan más, y nunca los visitas?
Tantos pequeños monstruos, y tiritas
de pensar que ejerciten sus opciones.
De rechazos los hay, de humillaciones,
de ataduras, de sábanas malditas,
y consistentemente los evitas,
como a tropel de tigres o leones.
¿Por qué, de una vez ya, no los encaras?
Si en la duda y el pánico te amparas,
les das más realidad de la que tienen.
Ni colmillos, ni zarpas, ni rugidos
tiene alcance alguno; están vencidos,
y las brumas de ayer no los sostienen.
Los Angeles, 8 de octubre de 2012