Breverías
3171
En la cripta sombría de la mente,
donde apenas bajamos,
aúllan los falsos lobos del temor.
Y al escuchar sus ecos, de repente
la razón nos evade, y claudicamos
antes de analizar al transgresor.
Siendo el miedo decrépito asaltante,
su estrategia es inútil sin vigor,
y al enfrentarlo no es beligerante.
3172
La esperanza está al fondo de los sueños,
y ni ellos ni ella existirán aislados.
Ya grandes tus anhelos, o pequeños,
mantén la fe de que serán logrados.
3173
Haya humor en tu vida, y ligereza,
que nada será eterno, y lo precario
no inspira seriedad.
Ríete sin herir, con gentileza,
del amigo, el extraño, el adversario,
y verás reducirse la ansiedad.
3174
El cazador es simple anacronismo
nostálgico de la era cavernaria,
a la que mentalmente pertenece.
Vivía el troglodita el realismo
del hambre en su dinámica diaria,
que hoy, en el cazador, desaparece.
Si aquél mataba, por comer lo hacía;
pero éste mata y, necio, se envanece
de su brutalidad y puntería.
3175
El miedo te persigue sólo cuando
lo escondes en ti mismo, y te estrangula.
Abre la puerta, tu interior airea.
Habla sobre ello, y se te irá tornando
menos amenazante; capitula
viéndose destapado, o se bloquea.
Sonetos
3610 - Blando
Suave al tacto, flexible, sin arista,
sobre cuyo ámbito gentil me afano,
de inicio con los dedos, con la mano,
con fina exquisitez de ceramista.
Cada relieve objeto de la vista
antes de cada roce, te engalano
de invisible atavío cortesano,
nueva piel que con la otra coexista.
Este exclusivo, cálido momento
de tu quietud, es ráfaga de viento
a que te rindes, y te envuelve entera.
Es tu hora, es mi hora, ambas dispares,
e iguales a la vez, tan familiares;
y el pulso de mis venas se acelera.
Los Angeles, 8 de diciembre de 2013
3611 - Blusa
Te envuelve en leve y entrañable abrazo,
revelación al tiempo que misterio
de tu doble, pletórico hemisferio,
en cuyos movimientos me solazo.
Cupido apresta entre ambos su flechazo,
de certero destino; su criterio,
arbitrario y caótico, no es serio,
lo es su secuela, con o sin rechazo.
Así vas por calle, revelando
poder de seducción; a quién o cuándo
enigma es que, de pronto, no esclareces.
Ay, que tu blusa, fina y entreabierta,
tiene características de puerta,
ardua de entrar, aunque el acceso ofreces.
Los Angeles, 8 de diciembre de 2013
3612 - Boca
De ella viene el vocablo convincente,
el gesto invitador que se improvisa
en la complicidad de la sonrisa,
suya la oferta lúbrica, absorbente.
Nada conecta corazón y mente
con tal intensidad, y en su pesquisa
de pórtico de entrega, no precisa
sino del beso en humedad ferviente.
Me hablan tus ojos, y también me besan,
pero sólo tus labios me confiesan
en voz alta tus propios sentimientos.
Los escucho, y absorbo, y eslabono
al cerco de los míos, y fusiono
dos almas por dos órganos hambrientos.
Los Angeles, 8 de diciembre de 2013
3613 - Bombardeo
Asesinato en masa, ejecutado
por las altas esferas nacionales,
que luego estamparán en sus anales
sellos de gloria, por razón de estado.
El criminal será condecorado,
el presidente, en actos oficiales,
los daños llamará colaterales,
y será, entre sonrisas, retratado.
Niños, ancianos, jóvenes, mujeres,
descuartizados vivos por poderes
que hasta invocan a Dios cada mañana.
Dios los maldiga a todos, y el diablo
reavive el fuego, afile su venablo,
y al fin torture a tal piltrafa humana.
Los Angeles, 8 de diciembre de 2013
3614 - Bosque
Hallo en él soledad y compañía,
silencio humano y prístinos rumores,
que en luz opaca y vívidos colores
tejen estimulante sinfonía.
No tengo sed de nadie ni me guía
afán alguno. Mirlos, ruiseñores,
mecen mi oído; profusión de flores
me colman de fragancia y lozanía.
Y el arbolado sobre mí construye
viviente catedral, en que se intuye
la caricia del hálito divino.
Voy sin prisa, y a nada forastero,
siguiendo, cuando lo hay, cualquier sendero,
y en ausencia del mismo, abro camino.
Los Angeles, 9 de diciembre de 2013
3615 - Braga
Acercándome a la última frontera,
a un lado y otro quedan, por el suelo,
prendas que intenso deshojó mi anhelo,
de que tu piel turbada se libera.
Ni hay argucia en mi plan ni te vulnera;
recíproca actitud, sin el recelo
de ambiguo cooperante; sólo apelo
a tu libre albedrío, compañera.
En este punto, la postrera etapa,
eres tú quien, de grado, se destapa
de la prenda final, sin sonrojarte.
Te contemplo. Desnuda eres más bella.
Voy a estampar en ti mi íntima huella,
irrumpiendo en tu lúbrico baluarte.
Los Angeles, 9 de diciembre de 2013
3616 - Bramido
Ruge agitado el mar, y muge el toro,
revistiendo la furia de sonido;
nos invade el terror por el oído,
filtrándose también por cada poro.
Y nos estremecemos. Pero el coro
de fragor, de clamores, sólo es ruido,
amenaza, tal vez, mas nunca ha habido
golpes de voz, por tanto los ignoro.
Si el toro viene a mí, y me zarandea,
si el mar, al abrazarme, me acarrea
al clamor espumoso del rompiente,
ya no braman ni rugen, ya es la hora
del miedo y de la fuga. Quien devora,
es eficaz; quien habla, impertinente.
Los Angeles, 9 de diciembre de 2013
3617 - Brasa
Las llamas alborotan en su danza
sobre el tronco decúbito y ardiente;
cada una serpentea irreverente
su lengua en veleidosa mezcolanza.
Son jóvenes aún, y la pujanza
es la norma del éxito insolente.
Irán envejeciendo, y decadente
su fuerza ha de dormir, y su esperanza.
Será la edad de oro de otro fuego;
del que irradia en la brasa, del sosiego,
impulsivo también, mas paso a paso.
Si menos trashumante, más estable;
con la sabiduría de lo afable,
y menor perspectiva de fracaso.
Los Angeles, 9 de diciembre de 2013