Poemas de amor, de soledad, de esperanza de
Francisco Álvarez Hidalgo
Pálida Muerte - Los muertos
Su partida
Abrázame en el pórtico del llanto, donde flotan de luto las banderas; mis lágrimas murieron agotadas, y quiero una vez más llorar por ella. Pasó el viento de largo sin ser visto, vino la lluvia y se perdió en la tierra, se consumió la lámpara en la noche, y se durmió la luz en las tinieblas. Y ella en su lecho se agostó despacio como el rosal sobre la tierra seca; y absorbió oscuridades en los ojos, y la palabra fue perdiendo fuerza. Con invisible mano fría el tiempo borró el color y la vistió de niebla; mas ni el dolor ni la desesperanza menguaron su enigmática belleza. Oh soledad, que te juzgué dormida, y penetraste en mí sin resistencia, uniendo su partida y tu llegada en la noche del alma triste y negra. Cómo vino a ser parte de mi vida, y cómo su dolor se hizo mi pena, y al llegar el momento inevitable de cruzar la fatídica frontera, me arrebató la flor del sentimiento dejando mi alma inánime y desierta. Soledad que viniste con su muerte, ayúdame a llorar por mí y por ella.
Los Angeles, 5 de mayo de 1998
Diseño: Carmen Álvarez
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