Breverías
2056
Murió el poeta, no su poesía.
Esta será inmortal. Si a veces fuera
debilitándose su luz, sería
para nacer en nueva primavera,
para regenerarse en nuevo día,
o reanimar el fuego de la hoguera.
La luz que se escribió será imborrable.
Brille en nosotros. Por nosotros hable.
Los Angeles, abril de 2009
2243
Pasan los años, pero el joven que eres
se ha quedado en el puente
negándose a fluir con la corriente,
porque aún quedan anhelos y placeres
por explorar en corazón y mente.
Aléjese hacia el mar, y en él sucumba,
quien suma y teme, aquél que si tropieza
no sabe levantarse, y el que empieza
a mirar hacia atrás, hacia esa tumba
que cava quien no canta, mas bosteza.
Los Angeles, febrero de 2010
Sonetos
1410 - Amanecer
La luz golpea, ruda, repentina,
mis ojos soñolientos. La mañana
llega con precisión de cortesana
que el término del plazo determina.
Tu mano en tierna languidez camina
sobre mi pecho; la canción lejana
del labrador taladra la ventana,
y se reviste de oro la colina.
Es hora de partir. Aletargada,
ni abres los ojos ni te mueves. Nada
logra alterar la paz de tus sentidos.
Sin atreverme a fracturar la calma
tan frágil que te abraza en cuerpo y alma,
quedamos ambos otra vez dormidos.
Los Angeles, 5 de febrero de 2006
1411 - Si alguna vez (I)
Si alguna vez te vas, si al margen quedo,
breve nota en tu libro manuscrita
que a reflexión superficial invita
e inconsciente acaricias con el dedo;
si en esa zona oscura en que aún me hospedo,
rincón de la memoria en que dormita
la rosa de mi entrega, ya marchita,
tu nostalgia de sueños desenredo;
no deseches los íntimos temblores
que tal vez estremezcan turbadores
la firme base de tu nueva vida.
Mira hacia atrás, a este feliz instante
en que te abrazo con fervor de amante,
ajeno a la noción de despedida.
Los Angeles, 7 de febrero de 2006
1412 - Si alguna vez (II)
Si alguna vez me voy, qué solitario
la noche me verá, veré el paisaje;
qué liviana irá el alma de equipaje
perdido cuanto hiciste necesario.
El adiós es final, si voluntario,
puerta que no se puede abrir, lenguaje
que no se logra comprender, viaje
que alarga entre los dos su itinerario.
Si alguna vez me voy…¿Aceptarías,
después de tantos gozos y agonías,
tal descalabro de esperanza y fe?
Parte el amor que indiferente olvida,
y amor que no lo impide se suicida…
Si alguna vez me voy…No, no me iré.
Los Angeles, 8 de febrero de 2006
1485 - Un beso
Un beso entre las sábanas perdido:
¡Qué revuelo de amor!, ¡qué jugueteo!
Pájaro cuyo errático aleteo
roza mis ramas de álamo caído.
Ni color, ni presteza, ni chasquido,
lasciva pluma en leve serpenteo,
silencioso, invisible, en merodeo
de las oscuras zonas del sentido.
No sé quién lo soltó, mas lo sospecho
por las rutas que sigue sobre el lecho,
las mismas que alguien recorriera un día.
Improvisado mapa que este beso
repite hoy con espíritu travieso…,
¿o es mi deseo envuelto en picardía?
Los Angeles, 16 de junio de 2006
1555 - Cuerpo y alma
He intentado, al sentirte, no pensarte,
concentrarme en el tacto, en el oído,
verte como la piel que mi sentido
desea penetrar, parte por parte.
Sentir, así, se nos transforma en arte,
forma, color, aromas o sonido,
lo tangible, lo bello, la libido,
que en diálogo sensual, mudo, se imparte.
Mas no puedo a lo externo limitarme;
grita la mente y logra espolearme
con su visión latente, más entera.
En otra dimensión te me apareces,
inmerso entre ambas luces me estremeces,
y de tu alma la mía se apodera.
Los Angeles, 20 de septiembre de 2006
1824 - Dinámica obsesión
Rompes la luz de la mañana, abrasas
con tu voz el silencio más espeso,
queda en el tuyo el griterío preso,
y te llevas las almas cuando pasas.
Caminas, sin quemarte, sobre brasas,
cuando avanzas, el mundo es retroceso,
laureles llevas en la piel impresos…
Si así vas por la vida, ¿en qué fracasas?
¿Quizá en vez de ser mar, quieres ser ola?
¿Tornarías tal vez en caracola
reproductora de rumor lejano?
Ay, que lo tienes todo y nada tienes,
dinámica obsesión, que vas y vienes,
pero nadie te lleva de la mano.
Los Angeles, 10 de febrero de 2008
Poemas
Te vas
Cuando de mí te alejas te vas como el suspiro
que nos vacía el alma. Se me impone la urgencia
de arrancar el cuchillo que nadie me ha clavado,
o que tal vez el tiempo súbitamente fuerza
en los pliegues del alma, rasgándome la carne,
que, perdido tu tacto, se me queda indefensa.
Es como si la mano que era mi contrafuerte
se quebrara de pronto, cuando de mí te alejas.
Te vas por un camino que no sé si algún día
descubriré en tu busca. Bajas por una acequia
que si la sed me empuja con sus puños de esparto,
no alcanzaré sus aguas, quedándoseme seca.
Vuelas bajo unas nubes nómadas, imprecisas,
que no serán mañana, ni dejarán sus huellas.
Sólo tú, que lo inicias, sabes a dónde partes,
la razón que te impulsa, y el momento en que llegas.
Pero ¿sabes acaso si proyectas regreso,
o es algo que, elusiva, todavía no piensas?
Ay, que te elaboraste costumbre irrepetible,
y he de inventarme el bloque de vida que me queda.
Los Angeles, 23 de septiembre de 2007
Y me quedé sin alas
Me pidió el alma, para verla, un día,
y yo se la presté, como quien deja
al curioso de turno el libro nuevo
que apenas se cerró sobre la mesa.
Uno espera que observe la portada,
título, autor, quizá la referencia
al tema que aparece en la solapa,
y que seguidamente lo devuelva.
Y me quedé sin alma. Yo esperaba
que, vista ya, me la restituyeran.
Pero se la llevó. Mi cuerpo todo
temblaba como junco en la ribera,
pero desposeído de energía,
no fui capaz de articular protesta.
Vivir sin alma tiene sus ventajas:
Una extraña quietud, una ceguera
que impide ver el mundo,
y al escuchar su ruido, indiferencia.
Nada nos hiere, nada nos perturba,
nada nos espolea.
¿Pero de qué nos sirve
ser planta o ser estrella?
Ser de músculo y carne es un peldaño
tan sólo superior al de la piedra.
Devoraremos nuestros alimentos
sentados impasibles a la mesa,
ocultos en el bosque sin ensueños
sabremos atrapar nuestra pareja,
nos reproduciremos
con escaso ritual sobre la hierba.
Yo quiero más. El gozo y la agonía,
la esperanza, el recuerdo, la tristeza,
la fe y la duda y el desasosiego;
quiero que me devuelvan
el alma que ayer tuve y me robaron,
quiero vivir la vida a mi manera.
Los Angeles, 26 de septiembre de 2007
Mujer completa
Cada mañana ves en el espejo
tus propios ojos, pero apenas miras
los puntos luminosos enclavados
en la diafanidad de tus retinas;
destello y transparencia,
y al fondo el mare mágnum de ti misma.
El espejo nos miente,
por omisión al menos; en la tibia
réplica del cristal hay superficies,
rasgos, contornos, líneas,
que bordan la membrana perceptible
al que no sabe ver, y sólo mira.
Yo te he mirado a veces en tu espejo,
y he visto a la mujer de cartulina,
o de pintura al óleo, que colgamos
en la pared, fachada un tanto ambigua,
que dice sin decir, pálido adorno,
más que llama, ceniza.
Al mirarte de frente,
taladros en mis ojos simplifican
la acción de conocerte,
y apareces desnuda, cristalina,
como eres en el fondo,
sin falsificaciones, sin enigmas.
No renuncio a la otra,
la que se superpone, la precisa,
la tangible, color y movimiento,
la que susurra o grita.
Pero la quiero en la solemne ofrenda
en que ambas se equilibran.
Debo ser vagabundo de tu carne,
y de tus más privadas galerías;
No es tu retrato sólo mi objetivo,
es la mujer completa, la genuina.
Los Angeles, 8 de noviembre de 2007