Breverías
2784
Me persiguen palabras omitidas
cuando tuve a tus ojos escuchando
con un ‘sí’ que no supe interpretar.
Y ahora que las diría, desvestidas
de inútiles adornos, voy llorando,
incapaz de encontrarte, de olvidar.
Los Angeles, agosto de 2012
2785
Hacia dentro, mi amor, húndete, ahonda,
horádeme el vigor de tu taladro,
que tus brazos, anillos de anaconda,
completen el perímetro del cuadro.
Búscame el alma al fondo de la entraña,
porque aún al recibir, opto a la entrega;
cómo tu alma a la mía se enmaraña,
y cómo la domino y me doblega.
Los Angeles, agosto de 2012
2851
La mayoría de los libros son
repertorio de ideas en neblina,
en torno a cuyo erial se arremolina
carnaval de palabras en acción.
Donde la idea en nimiedad naufraga,
el vocablo navega a toda vela;
y el lector, abatido, se consuela
con el vino que endulza, mas no embriaga
Los Angeles, diciembre de 2012
Sonetos
2985 - De cristal
El eco de los pasos queda fuera,
las palabras ajenas, los rumores.
Silencio entre tú y yo. No hay ruiseñores
despertando tan blanda primavera.
Si arrastrara misterios, si tuviera
insólitos enigmas interiores,
quebrarían sus claves los fervores
que hablan por mí en mutismo y a tu vera.
Soy de cristal, de núcleo quebradizo,
corteza transparente, y me deslizo
sobre tu frágil, diáfana entidad.
Me ves tal como soy, y yo te veo
hasta el fondo del alma, donde leo
en callada quietud tu intimidad.
Cantabria, 10 de mayo de 2012
3042 - Deseo
No escuches el consejo del asceta,
de reprimir la garra del deseo;
más bien déjalo libre; su ajetreo
estimula el talento del poeta,
y la sed del amante, que interpreta
cada impulso, no ya como aleteo
trivial, mas como fiero martilleo
que robustece el hierro, no lo agrieta.
Porque de hierro somos, no de arcilla,
azagayas enhiestas en la orilla
de un mundo casi nuestro, conquistable.
Y para tal proyecto requerimos
esa fuerza que sólo descubrimos
en un hambre vital irrevocable.
Los Angeles, 5 de octubre de 2012
3043 - Voy a ti de puntillas
Voy a ti de puntillas. Si dormida,
tu sueño acataré, no traigo oferta;
y evitaré inquietarte, si despierta.
No más por verte, yéndome enseguida.
Aún llevo el alma enferma y encendida,
ayer de ti poblada, y hoy desierta.
No tengo que llamar; se abre la puerta
por sí sola; soy gente conocida.
Sus goznes me hablan en gentil chirrido,
más de íntimo saludo que de ruido;
sonrío levemente, y me adelanto.
Te observo en el salón, sonrisa y fuego
sobre no sé qué carta, y me repliego,
a duras penas reprimiendo el llanto.
Los Angeles, 6 de octubre de 2012
3044 - Efímero
Aún recuerdo la luna, tan serena,
mirándote a la cara, iluminada
desde dentro y por fuera. Tu mirada
se me hacía sonrisa, luna llena.
El mar y su rumor. Sobre la arena,
cada huella descalza dibujada
por un paso de amor, queda borrada
por el agua, que irrumpe y desordena.
Me intimidó tan cíclico mensaje.
¿Habrá siempre en amor un oleaje
obliterando cuanto el alma escribe?
Hoy, mirando hacia aquella noche, pienso
que el amor más afable, o más intenso,
toca y se va; o de seguir, prescribe.
Los Angeles, 7 de octubre de 2012
3046 - Al borde de la almohada
Cada noche, al rondar la somnolencia,
te dejo un beso al borde de la almohada.
Nunca advierto el rumor de tu pisada,
pero sé que has venido, por su ausencia.
Él solo no se va; ni en connivencia
con extraña mujer, ni en solapada,
noctívaga abducción. Sólo tu entrada
parece demostrar su evanescencia.
Al filtrarse la luz de la mañana
en mi alcoba, a través de la persiana,
sé que has estado aquí, y te lo llevaste.
Y la sensual, extática dulzura
que percibo en mis labios, me asegura
que, antes de tu partida, me besaste.
Los Angeles, 7 de octubre de 2012
3047 - Viviendo en el pasado
No sé si seductor o fascinado,
fue una noche de amor, en que se expresa
tanto que no se entiende; y mi promesa
fue no volver los ojos al pasado.
¿Por qué mirar a lo que se ha cerrado,
a cuanto ya no existe, y no regresa?
Besa, mujer, le dije; besa, besa;
atrapa el don que se nos ha otorgado.
El don es un presente, y el presente
es un punto en el tiempo, en el ambiente,
que si no lo exprimimos, se evapora.
Mutuamente aceptamos y ofrecimos;
a la primera luz ambos partimos;
y estoy viviendo en el pasado ahora.
Los Angeles, 7 de octubre de 2012
Poemas
Quisiera ver tus ojos
La muerte llegará, y estarás lejos,
a mi postrera realidad, ajena;
así has permanecido tantos años
en los que yo te conservé tan cerca.
Será una habitación vulgar y fría
de cualquier hospital; las enfermeras
entran y salen con el ajetreo
de quien cumple monótona faena.
Tráfico en el pasillo,
donde distante cháchara se enreda.
Miro al techo, de un blanco indiferente,
donde escribir quisiera
mi último grito en verso,
con palabras que sangran y me queman.
Y aparecen tus ojos en el aire,
pálidos, tenues, como si temieran
ser percibidos, como tantas veces
los he visto flotar en mis quimeras,
disipándose al fin, leves alondras
en rápido aleteo, sombra y seda.
Una vez más quisiera contemplarlos,
no los de mi recuerdo, los que llevas
abriéndote caminos, y acarician
antes de que la mano prevalezca,
que besan a distancia,
que en silencio se expresan
con más diafanidad, más arrebato
que lo hiciera la lengua,
los que taladran, se hunden y establecen
en el alma su propia residencia.
Quisiera ver tus ojos
al fin de mi periplo por la tierra,
antes de mi partida, capturarlos,
bajar mis párpados, y abrir la puerta
en ese mismo instante
al mundo transcendente que me espera,
dando el paso inicial, y último paso,
a punto de extinguirse las estrellas.
Los Angeles, 21 de enero de 2010
A una mujer casada
¿Y si te visitara en sus ausencias,
cuando estás sola y se te va la mano
hacia las fisiológicas urgencias
que hacen al ser humano tan humano?
¿Si en amplitud geométrica te abrieras,
y en precisión mi bisectriz lograra
conectarse a tu vértice…? Tus fieras
rugirían en lúbrica algazara.
¿No tiene un mes, un año, de trabajo
en lejanas empresas?
Mira que todo yo me desencajo
cada instante fugaz que no me besas.
Los Angeles, 3 de abril de 2010
Hablar, pero en silencio
Me has enseñado a hablar, pero en silencio;
en ese estado puro en que los místicos
hablan con Dios, desatendiendo el puente
que nos brinda el lenguaje, tan equívoco
que a menudo nos lleva
por extraños caminos,
o nos aboca inadvertidamente
a incorrecto destino.
Campo de minas es el diccionario;
no siempre, al expresarnos, transmitimos
fielmente aquello que el cerebro intenta,
llegando adulterado a otros oídos.
El lenguaje callado no requiere
de aclaración ni excusa; por sí mismo
se percata y expresa
cuanto le dicta el alma, o el sentido.
Y tú me oyes, sin voz, sin resonancia,
leyéndome en los ojos cuanto digo,
sin requerir exégesis, ni glosas,
todo tan natural, tan cristalino.
Las palabras nacieron
en total desnudez, como los lirios,
pero fueron vistiéndose a la moda
de lugares y tiempos, y el bullicio
fue transformando galas en harapos,
lo diáfano en ambiguo,
y su mensaje fue desvirtuándose.
Pero no así contigo,
porque, al comunicarnos sin vocablos,
todo y sólo nuestro ánimo exhibimos.
He invadido tus zonas más recónditas,
como tú en mi interior has irrumpido,
mas no en el zigzagueo del discurso,
sino en la línea recta del mutismo.
Pocos logran hablar con tal acento,
menos aún comprender lo que decimos.
Convérsame sin voz, y sin reservas,
elocuente mujer en quien habito.
Los Angeles, 21 de julio de 2012
¿Y no vendrás a mí?
¿Y no vendrás a mí, tú, que me adosas
palabras de humedad donde confluyen
deseos y promesas, aleteos
de sedosa blandura en amplitudes
de muslos separados, arrebatos
que entre sábanas tibias se introducen?
No te he visto desnuda, todavía,
pero me hablas en términos que nutren
mi voluptuosidad. Sobre tu cuerpo
tal vez escribes en color y luces
cuanto quieres decirme,
una lista tan larga, sin tabúes,
cuanto aspiras a hacer, o en ti ser hecho,
un día, al requerir que te desnude.
Y yo casi lo leo, como escrito
con jirones de nubes
sobre el ancho y azul vientre del cielo,
que nadie más descubre.
Directo, tu lenguaje
se hace tan convincente…; me sacude,
me retuerce el sentido, y adormece
la voz de otras llamadas, e introduce
tu hambre, tu sed, tu brasa en mis entrañas,
y nos une, nos une.
Tu lecho, abierto ya, mas tan lejano
que casi me destruye.
Los Angeles, 24 de julio de 2012