1154 - Cautiva de ti misma
Uncida al carro, sigues la rodera
que tantas veces en el barro ahondaste,
ida y vuelta incesantes, en desgaste
de sueños de oro vueltos de madera.
¿Cómo avenirse al yugo la pantera?
¿Cómo recuperar cuanto abdicaste?
¿Cómo reconciliar ese contraste
de anhelar y rendirse, roca y cera?
Tantos años el agua del pantano
reprimido en la presa; tanto grano
acopiado en el hórreo estérilmente.
Derrámate en la tierra, inunda el valle,
destroza el carro, y que por fin estalle
el polvorín que encierras en la mente.
Los Angeles, 5 de octubre de 2004