1236 - Saliendo al fin
En tu primera vez hierven temblores,
dulce adúltera, cántaro olvidado,
cuya agua cristalina no ha regado
labios extraños ni vedadas flores.
Tantos esbozos, tantos borradores
de escarceos se te han desbaratado,
que llegaste a pensar en tu arbolado
como ámbito de mudos ruiseñores.
La costumbre enroscada en la cintura,
sin huellas en la piel, y la hermosura
reconocida sólo en los espejos…
Sales al fin de tu desfiladero
a la vasta llanura; que el sendero
que vas a recorrer te lleve lejos.
Los Angeles, 17 de febrero de 2005