1237 - Me amó
Me amó sin tregua, sin pudor, sin ruego,
más allá de la espera y la esperanza,
amor de estrella que jamás se alcanza,
y que no obstante pone el alma en juego.
Con la perseverancia del labriego
en el continuo afán de la labranza,
del peregrino que tenaz avanza
sin ver el fin de su éxodo andariego.
A su “Te amo” inequívoco y expreso
yo sólo respondía con un beso,
como quien se detiene en el sendero.
Me amó sin pausa, súplica o recato,
con determinación, con arrebato,
y sólo pude musitar: “Te quiero”.
Los Angeles, 17 de febrero de 2005