1252 - Negándome por ti
He visto luces, sedas y temblores
en la espesa quietud de tu mirada,
y permanezco en esa encrucijada
negándome a caminos ulteriores.
Mis brazos ciñen los alrededores
del alma que eres tú, ya franqueada
por el alma que soy, deshabitada
de ajenos rostros, sórdidos rumores.
Me dormiría junto a ti; tan ciego,
tan mudo y sordo, sin afán ni ruego,
como si el mundo fueras tú sin mí.
Vacío quedo de cuanto he vivido,
dormida la intención y la libido,
que se despertarán sólo por ti.
Los Angeles, 14 de marzo de 2005