1272 - Oscuridad
La oscuridad me duele; se adormecen
la camelia, la ardilla y el jilguero;
la noche tiene el signo forastero
de quienes al llegar desaparecen.
Las ramas de los álamos se mecen
al impulso del viento plañidero;
se ha dormido sin sueños el sendero,
y todas las ventanas se ennegrecen.
La oscuridad me duele. Mi voz clama
por ti desde el desierto de la cama,
y ni siquiera el eco me responde.
La oscuridad…¿Qué luz iridiscente
podrá suplir tu desnudez ausente,
que me ignora, me esquiva o se me esconde?
Los Angeles, 28 de abril de 2005