1435 - Palmera
La palmera, de tronco interminable,
es toda talle; sus lejanos brazos
pintan el cielo a pálidos brochazos,
pero no abraza, ni se ve culpable.
Nació para ser vista y miserable,
incapaz de estrechar, de erigir lazos,
de adjudicar caricias ni zarpazos,
en su altivez y encierro insoportable.
Respeto al olmo, enhiesto en la ribera,
al pino, al roble…, pero la palmera
es la arrogancia envuelta en apatía.
Si hombre hubiera nacido, el distintivo
fuera el desdén vulgar, provocativo,
si mujer, teatral coquetería.
Los Angeles, 24 de marzo de 2006