1587 - Memoria
He despojado de sus trapos viejos
a esta decrépita, mordaz doncella
que a diario me asedia, me atropella,
con las imágenes de sus espejos.
Cuanto pasó por mí, de cerca o lejos,
dejó en el fondo del cristal su huella,
que palidece a veces, o destella,
pero que nunca pierde sus reflejos.
Estoy cansado ya de esa piara
de semblantes remotos que acapara
mi atención cuando quieren y no quiero.
Preciso un blanqueado, un truncamiento
de cuanto almacené. Que el pensamiento
descanse en ti, no en el estercolero.
Los Angeles, 11 de noviembre de 2006