1618 - Déjala en libertad
No detengas al alma fugitiva
que libre va, como a la mar el río;
si el dique es represión, y desafío,
el alma queda por igual cautiva.
Ambos deben fluir a la deriva,
sin coerción ni freno, con el brío
del torrente, o el manso señorío
del meandro en tardanza defensiva.
Déjala en libertad, ya piense o ame;
que su afán de vivir se le derrame
como el agua del ánfora en la fuente.
Despliegue como el águila en la altura
la amplitud de sus alas, y segura
de su intención, exprese lo que siente.
Los Angeles, 18 de enero de 2007