163 - III - El tránsito
Loles
¡Cómo fueron los años triturando
a duros martillazos su energía!
Y cómo me negué día tras día
a aceptar el final que iba llegando.
En sus ojos la luz se fue enturbiando
en neblina de gris melancolía,
y otra neblina en la mirada mía
desenlazada en lágrimas rodando.
Se fue serenamente, sin temores,
y una aglomeración de ruiseñores
la transportó a un palacio inmaterial;
y desde allí me observa cariñosa,
tras la cristalería luminosa
de un mágico y etéreo ventanal.
Los Angeles, 11 de marzo de 1999