165 - Entrada
Anclada en firme abrazo a mi cintura,
frágil mujer, de tímida mirada
hacia mis ojos fugazmente alzada
desde la brevedad de tu estatura.
Frágil mujer, la noche se apresura
desplegando la cúpula estrellada;
tenderé mi caricia ilimitada
sobre la desnudez de tu escultura.
No desciendas los párpados, permite
que en tu marisma azul me precipite,
doble invasión de entraña y de retina.
Quiero adentrarme en tí por ambas puertas,
repoblar tus regiones más desiertas,
ser el furor que tu interior domina.
Los Angeles, 16 de marzo de 1999