1785 - El eco de mi paso
Oigo en la tarde el eco de mi paso,
que me anima a seguir, pues me revela
que no persisto inmóvil; no hay espuela
más eficaz contra hormas o fracaso.
El módulo es inercia, es férreo vaso
que atrapa al alazán o a la gacela,
amortigua su brío y lo congela,
o hace del claro día gris ocaso;
y el descalabro es sombra y aislamiento;
en ambos, sofocados fe y aliento,
más piedra hundida que agua desatada.
Camino, luego soy; mi huella grita,
y al escucharla, el alma resucita
de su letargo y soledad cansada.
Los Angeles, 12 de diciembre de 2007