1786 - Contraste
Cada palabra que te digo, quiero
que sea un dardo azul, un estallido,
proclamando tu nombre y apellido
desde mi condición de prisionero.
Que lo escuchen la orquídea y el jilguero
desde la sombra del jardín o el nido,
despierte el intelecto adormecido,
y soliviante el corazón de acero.
Tenga mi voz el don de la trompeta
de los últimos tiempos, y acometa
la redención de los amores muertos.
Que cuantas amé un día se levanten
del olvido, y sus almas se quebranten
contrastando a tu amor sus desaciertos.
Los Angeles, 12 de diciembre de 2007