1812 - Un bosque para ti
Te acompañó el abeto, de ramaje
invariable, que no rejuvenece,
en un crepúsculo que se adormece
sin intentar caricia ni lenguaje.
Anoche planté un bosque en tu paisaje,
y su hueste de brazos se te ofrece;
sal al balcón; verás, cuando amanece,
al impulso del viento, su oleaje.
Se propone trepar, audaz marea
de verdes, pardos, rojos; balbucea
tu nombre entre las hojas, te ambiciona.
Sus fragancias dirige a tu ventana,
esperando que la abras, y se afana
por envolver tu cuerpo zona a zona
Los Angeles, 17 de enero de 2008