1827 - De la mano
Cuando me llevas de la mano al río,
tanto crezco agrandándote en mis sueños
que se me hacen los álamos pequeños
y no alcanza a mi oído el griterío
de la turba lejana. Todo es mío,
luz, y brisa, y aromas abrileños,
tonos del alba, pálidos, risueños,
y el puente, y el juncal, y el caserío.
Todo me pertenece porque nadie
se agita alrededor, nada que irradie
la energía y calor que de ti emana.
Me llevas de la mano, por la orilla,
solos tú y yo, y el beso en la mejilla…
que anidará en zona mejor mañana.
Los Angeles, 14 de febrero de 2008