1849 - Caudal emotivo
Lo que se pierde, no se va, transita
como blanco fantasma vaporoso
por la noche del alma, deseoso
del tacto que le huyó, que no ejercita.
Cada palabra pronunciada, escrita,
cada rumor vibrante o sigiloso,
cada beso frenético o sedoso,
lleva, bajo la piel, vida infinita.
Cuando el amor se va por la vereda,
sólo es el recibido, el dado queda,
su cortejo invisible, mas presente.
En nuestra ceguedad no comprendemos
que el caudal emotivo que absorbemos
al amar, no es fugaz, es permanente.
Los Angeles, 17 de marzo de 2008