1850 - Mi galera
Recalaste en mi dársena, galera,
velas rasgadas, gobernalle incierto,
remos inútiles en desconcierto,
y bodega vacía, viajera
de única singladura, la madera
de tu casco agrietada. Te di puerto,
y aquel indefinido hedor a muerto
cedió paso a azahar de primavera.
Te fuiste renovando. En cargamento
de sueños rebosaste. Llegó el viento
y tensó tu velamen retejido.
Y ahora te vas, cara al azul, flamante,
con no sé qué esperanza, navegante
de trayectos que a tantos han vencido.
Los Angeles, 19 de marzo de 2008