1910 - Pedestal Nº 5
A martillo y cincel nació la diosa,
y se fraguó su desnudez serena
bajo el mármol quebrado, que cercena
estrato a estrato mano prodigiosa.
Y fue estatua tan fría como hermosa,
como nube, distante; tan ajena
a roces y miradas, como arena
indiferente al agua que la acosa.
Una mujer se le abrazó; gemía
por su amor, por su tacto, sinfonía
de impulsos lésbicos desafiantes.
Se humanizó la diosa, y encendida,
saltó del pedestal, y ahora es su vida,
ni mármol ni inmortal, carne de amantes.
Los Angeles, 10 de julio de 2008