1944 - A la espera (II)
Floreció el mundo en fronda de promesas,
cantaron voces, estallaba el día
en colores, y supe que venía,
cargado de donaires y sorpresas.
Pero aunque sus posturas fueran esas,
él mismo no llegaba todavía;
era como una hueca algarabía
dejando huellas en la arcilla impresas.
Vi elevarse a lo lejos polvareda
de muchedumbres, oro, vino y seda,
y pensé que llegaba en majestad.
Pasaron ante mí, pero él no estaba;
el dios del arco y flechas en la aljaba
mantiene otro perfil de identidad.
Los Angeles, 13 de agosto de 2008