1960 - Y lo tuve un momento
Y yo pensé que del amor nacía
el abrazo esencial, la boca ardiente,
y el sexo sembrador de la simiente,
o, de otra forma, la galantería.
Y pensé que también descendería
sobre mí, delicada y transparente,
un alma sin disfraz, de confidente,
a ninguna otra igual, sino a la mía.
Y lo tuve un momento, pero luego
llegó el invierno sepulcral y ciego,
y me envolvió la nieve y la tiniebla.
En soledad de acero me estremezco,
retirada su oferta, aunque me ofrezco,
y a su pesar su espíritu me puebla.
Los Angeles, 24 de septiembre de 2008