1981 - Desintegración (II)
Pero también rozaba efervescencia:
Rigor de tantos años, abolido,
amante de unos pocos, en despido,
y el tiempo, su exclusiva pertenencia.
Temor también. La propia subsistencia
recae sobre sus manos; cada ruido
en la casa, en la calle, es un latido
que transforma su ritmo en turbulencia.
Pero el mañana es suyo, o así cree;
vendrá otro amor que le garabatee
fantasías abstractas en la piel.
Y olvidará cuanto le dio el pasado.
Pero verá que lo recién hallado
tiene más de amargura que de miel.
Los Angeles, 10 de noviembre de 2008