199 - La adúltera
“El que de vosotros esté sin pecado,
arrójele la piedra el primero” (Juan 8: 7)
Los brazos de mi amante me cercaron
y mis manos sobre él rodaron locas;
todas las horas parecían pocas,
hasta que de su lecho me arrancaron.
En hemiciclo de odio me acosaron,
y los sucios insultos de sus bocas
cayeron más hirientes que las rocas
lo hubieran hecho; y me inmovilizaron.
Tendida al sol, sobre la ardiente arena,
descendió sobre mí la luz serena
de la única mirada sin veneno.
Era el Rabí que a los leprosos cura,
y me dijo en su tono de dulzura:
"Mujer, fue por amor: No te condeno".
Los Angeles, 14 de mayo de 1999