200 - Judit
“Y con toda su fuerza le hirió dos veces en el cuello,
cortándole la cabeza”. (Judit 13: 8)
Descansa el carro, duerme la saeta,
el vino riega el paladar sediento,
la fatiga es asiria: Es el momento
de la acción que los riesgos no respeta.
Debo vestir la túnica indiscreta,
derramar sobre mí el mejor ungüento,
y fingir descarado atrevimiento
que no revele la intención secreta.
Ni frívola ambición ni honor abrigo,
sólo la destrucción del enemigo
que pretende a mi pueblo destruir.
Y al cortar su cabeza con mi mano
haré al gigante parecer enano,
será abatido el que intentó abatir.
Los Angeles, 14 de mayo de 1999