2139 - Nada (II)
No me dijiste nada. La mañana
se iba también vacía de rumores.
En el campo, los recios labradores
forjaban su tarea cotidiana.
A lo lejos, la voz de la campana
publicaba las horas. Sus colores,
sobre las bardas, diminutas flores
exhibían en viva filigrana.
Un olor a pan tierno se pregona
en la proximidad de la tahona,
y el roble de la plaza cabecea.
Todo el paisaje en placidez bucólica
me sacude la fibra melancólica…,
y tu silencio a gritos me golpea.
Los Angeles, 13 de julio de 2009