2142 - Nada (V)
No queda nada ya; sólo el sangriento,
largo puñal de la palabra dura,
blandido cada vez que la ruptura
vuelve a desgobernar el pensamiento.
Ciertas frases no son desprendimiento
de hojas muertas, ni admiten tachadura,
ni saben disiparse; su estructura
no enmascara su espíritu violento.
Si una vez se dijeron, nos envuelven
en su mortaja de dolor, y vuelven
una vez y otra vez, rudo martillo
cantándonos a golpes incesantes
que, de nuestros alcázares de amantes,
no subsiste ni el último ladrillo.
Los Angeles, 14 de julio de 2009