2143 - Nada (VI)
Desciendes, escuchando tus latidos,
a la base del alma en agonía;
se te aparece en sombra, y tan vacía
como arpa desprovista de sonidos.
¿Qué fue de los murmullos y estallidos
integrados en tu íntima armonía?
¿Dónde el sabor a miel, la luz del día,
la rebelión global de los sentidos?
Llevabas en ti misma el andamiaje
de ese amor esencial, sin maquillaje,
que subsiste en perenne construcción.
Y se desvaneció, como se esfuma
la niebla, el humo, el bálsamo, la espuma…,
dejando un aura de desolación.
Los Angeles, 14 de julio de 2009