2144 - Nada (VII)
Asciendes a la mente. Qué desierto.
Arenal infinito; ni el lejano
perfil de una palmera, ni la mano
del nómada cordial, semidespierto.
Como si cada idea hubiera muerto,
y se empeñara la memoria en vano
en desandar barranco y altiplano
para dejar ayer al descubierto.
Un ayer fracasado, en franca fuga,
que si al paso arribó de la tortuga,
al de gacela desapareció.
Sólo un espacio despoblado queda,
por donde ya ni el débil eco rueda
del nombre que otro tiempo resonó.
Los Angeles, 14 de julio de 2009