2179 - De repente, tú
Golpea suavemente con nudillos
de aire gentil la brisa en mi ventana,
solicitando entrar, esta mañana
recamada de grises y amarillos.
Hay calma en el jardín, cantan los grillos
a tiempo intermitente, una campana
quiebra el aire; levanto la persiana
y desvío hacia un lado los visillos.
Es otoño. ¿Por qué la primavera
se presagia inmediata, si la hilera
de álamos junto al río está desnuda?
¿Qué brisa es ésta que gentil me llama?
No, no es brisa, es tu voz que se derrama
dentro de mí, y al alma se me anuda.
Los Angeles, 22 de agosto de 2009