2264 - Al piano
Regreso a mi rincón, a la guarida
que siempre acoge a mi animal humano;
la tan amplia sonrisa del piano
le pide al tacto ser estremecida.
Acerco el taburete. Me intimida
por un instante, al extender la mano,
el prodigio de notas que desgrano,
como al bordar un beso en una herida.
Pronto el tacto no piensa, corre, vuela,
en saltos rítmicos, polichinela
casi con vida propia, en amalgama
de ternura y fiereza, de amargura,
gozo y dolor, y en esta tesitura
nada fuera del alma me reclama.
Los Angeles, 18 de noviembre de 2009