2348 - Sola y despierta
Esta noche de lluvia, tan desierta
que conjura silencio aún más sombrío,
te penetra el espíritu del frío
abrazándose a ti, sola y despierta.
El vendaval también llama a tu puerta
con puños de obsesión y desafío;
quiere lamer tu piel; es como un río
fluyendo entre los olmos de la huerta,
que sabe introducirse, clandestino,
por mínimas rendijas, su destino
compartir con el frío tus despojos.
No tienes nada, a nadie, se apodera
de tu cuerpo sensual quien no debiera,
y a quien quisiera, corres los cerrojos.
Los Angeles, 13 de abril de 2010